julio 21, 2014

Julio, para matarse.

La semana ha sido dramática, estaban ya el lunes en Gaza, venga de tirar cohetes y los otros, con sus modernos aviones, venga de lanzar misiles a las casas de los de “Hamas”.
Las noticias dan las cifra de víctimas, cada noticiario sube en unas decenas y se convierte en una rutina, como cuando la arena del reloj cae sobre la ampolleta de abajo, así los vivos van cayendo al montón de abajo, detenidos e inertes para siempre.

Es la historia de David contra Goliat, pero solo en la Biblia pierde el grande, que “Dios ayuda a los malos cuando son mas que los buenos”, aunque aquí creo que todos son malos.
Ocurre esto cada dos o tres años, siempre pierden los palestinos y su mísera franja queda si cabe, mas destartalada y llena de huérfanos, de padres sin hijos y abuelos sin nietos, que pareciera esto una maldición eterna sobre esa tierra llena de dolor durante milenios.
En esto, a mediados de semana, el avión con gente anónima que pasa por otra tierra bajo la sombra de Caín, esta vez Ucrania, la llamaban el granero de Rusia.
Allí también disparan a todo lo que se mueve, en este caso los pasajeros están inmóviles, el cinturón abrochado, muchos con auriculares, otros durmiendo........mas inocentes sacrificados a la locura de las disputas humanas.
Se inculpan unos a otros, que ni en el luto dejan de pelearse y de afilar las navajas para la siguiente puñalada, que pronto se asestarán seguro, de nuevo en las carnes de mas inocentes.

Ya de sábado, los hebreos entran andando sobre sus maquinas de acero, buscando los cohetes y a quienes los disparan.
Muchos niños delgados, de ojos negros, inteligentes, juegan en las calles e incluso sonríen ante las cámaras de los reporteros, de chaleco blindado y casco, los niños indiferentes a las explosiones, tratan de crecer y llegar a adultos, quizá para lanzar mas cohetes contra el odiado Sion, en una especie de feria a la que están habituados, aunque los fuegos hay!!!!! no son artificiales, son reales.

Hace tiempo que tengo la idea de que en julio las guerras se recrudecen, el calor y las noches tibias, hacen que los peores instintos deambulen por las ciudades y los campos.
Aquí en España, también tenemos tradición de revoluciones y cuartelazos, hierve la sangre y las pasiones se desatan, que echarse al monte en enero no es plato de gusto.

Pareciera que el invierno es tiempo para rumiar las rencillas, alimentar el odio, limpiar los cohetes estudiando el folleto explicativo, encienda la mecha, apunte, quite el seguro y............ya llegara julio, las tardes calurosas y las noches estrelladas, tiempo para matarse y calmar la sed de venganza que unos y otros vamos sembrando en nuestro prójimo, despacio, a veces sin darnos cuenta, con nuestra intransigencia, nuestro egoísmo, nuestra insensatez, nuestra frivolidad.     

julio 12, 2014

Jandillas en San Fermín.

Temprano, entre sorbos de café, el encierro de San Fermín en la primera.
Toros de Jandilla, Iberia negra y con astas, desde el silencio y la luz de la Janda, a la confusión y el griterío de la Estafeta.

Encierros hay por toda la península, desde los mas antiguos de Cuéllar, hasta los mas trágicos de San Sebastian de los Reyes, donde los mozos mueren en ese suburbio de Madrid sin el glamour de Hemingway.
Escritor malo entre vapores de alcohol, que dio con sus huesos en Pamplona, atrayendo desde entonces, a jóvenes gringos que entorpecen las carreras de los pocos navarros que mantienen la tradición.

Como en tantas fiestas, Rocío, fallas, Sevilla....los lugareños huyen esos días de la vulgaridad y la confusión que adulteró el espíritu de su intima y familiar celebración.
Recuerdo, allá por los setentas, pase por San Fermín, viniendo del Pirineo, de sus cumbres semi nevadas y sus valles silenciosos, instalamos la tienda de campaña en unos jardines del centro de la ciudad.
Al amanecer, en la tienda próxima, unas francesas esparcían vómitos de resaca de mal vino, por la rala hierba del parque, hombres de blanco con faja roja tirados por las esquinas, durmiendo la mona.
Uno con chapetas rosadas y gran tripa, con una riesta de chorizos a modo de collar de perlas, en el cuello.
Ese recuerdo conservo yo de esas fiestas que veía hoy, temprano, entre sorbo y sorbo de café.
Conozco bien la antigua laguna de la Janda, ahora casi ya desecada, todavía  salvaje y vacía de civilización.
Entre dos sierras, con Vejer al fondo, las aguas del Barbate y el Celemín, se estancaban en esa depresión formando un paraíso para las aves, las estables y las que pasan dos veces al año en su viaje a África.

En esa marisma mágica, pastan y corretean esos negros toros, de cuello robusto y mirada tranquila, esos ídolos antiguos......que esta mañana corrían por las calles de la vieja Iruña.
Mas que tras la multitud, diría yo que huyen de ella, soñando con las hierbas altas entre los humedales, con la luz del Mediterráneo hacia Zahara, con el vuelo silencioso de garzas y cigüeñas sobre sus lomos.

Ceremonia de la confusión, de estos "hemingways" modernos con zapatillas Nike, que corren temprano entre los toros y mas tarde entre las que hacen topless. que pueden ser mas suaves los pitones, que los pechos de esas despechadas.

Todo esto, en una España en que se quiere expulsar la fiesta, la celebración milenaria de la lucha limpia y cuerpo a cuerpo con el poder de la naturaleza, el animal mas bello y noble, valeroso y bravo, el toro.

julio 03, 2014

Las cuevas de los ahogados.

No se yo como se crían los niños ahora, con tantos juegos de pantalla y tanta televisión, que apenas leen libros de aventuras y novelones de argumentos intrincados.

Todo es de colores vivos, cuando hasta hace poco la vida era en blanco y negro, mucho negro.
Tampoco se yo si los niños temen a algo, que las películas de monstruos ya no se hacen y a Drácula o el hombre lobo ni los conocen.
El hombre del saco era amenaza común en nuestra infancia, los curas nos hablaban del purgatorio pasajero y del infierno eterno, llameante y plagado de lamentos.
Los niños de ahora supongo que se curan de espanto, con las noticias de a diario, que con eso van bien servidos, se reirían de las causas de nuestros temores todos ellos imaginarios.
Tampoco creo que estos niños de ahora tengan conocimiento de lo misterioso, de lo mágico, de lo sagrado, pues que se alimentan de un caldo racional y tecnificado, crecen en las ciudades donde la naturaleza queda oculta, como no sea por algún chaparrón tormentoso o el florecer de las acacias alineadas en los alcorques.
 No conocen el silencio, en que se escuchan otros sonidos, tampoco la oscuridad, en que se adivinan otras imágenes.
Recordaba hoy, que en aquel pueblo soñado de mi infancia, los ahogados, cuatro o cinco cada verano, desaparecían arrastrados por las mareas.
No había helicópteros ni Protección Civil, tampoco embarcaciones de rescate, así que se decía, que a los pocos días, aparecerían en “las cuevas de los ahogados”.
Eran estas dos cavernas, grandes, como cuencas vacías de una calavera incrustada en el acantilado.

Yo las conocí desde muy pequeño, vistas a lo lejos desde la “campa del mar” a donde íbamos de excursión, bajo la mirada de la Cruz de Iciar que se iluminaba en el crepúsculo, camino de casa con el puchero manchado de chocolate y la tripa llena de pan con mantequilla.
Ya anochecido, la ultima mirada a las dos sombras siniestras, donde flotan los muertos violáceos del verano en curso.
Las tormentas recuerdo,  también eran terribles, con corte de luz y niños apiñados rezando a Santa Barbara, mas miedo y mas magia.
Cosas como estas, supongo yo, crean un sentido de lo misterioso en el animo del ser en formación, para siempre aprende a lidiar con lo irracional, la mente se prepara para tratar con lo telúrico, esencia de la vida cubierta solo por un barniz de razón, solo una fina película de civilización.

No se si bueno o malo, lo cierto es que estos niños que crecen sin miedos y sin misterios, serán muy diferentes a los que por siglos se acurrucaban bajo las sabanas, ocultándose de tan diversos temores.