Fue un 24 de febrero de 1.981, día destemplado como suelen ser los de Madrid en esta época, la noche anterior, Tejero había conmocionado la ciudad, aunque acabó todo a la mañana y “fuese y no hubo nada”.
Tenia unas entradas para el añejo Teatro Real, antes de ser convertido en esa cursi y carísima opera, en una Plaza de Oriente algo pueblerina entonces, el programa era excepcional, lo encontré en la hemeroteca hoy mismo.
Thomanerchor
Un corto paseo desde casa, en Noblejas esquina Factor, bajando Lepanto hasta la puerta del teatro.
Dentro, a las siete, un cafe y un pastel, la sala medio vacía, los madrileños están mosqueados, amedrentados.
Por fin a las siete y media se apagan las luces y se ilumina el escenario, los niños del coro salen asustados por los laterales, con los profesores ya en sus puestos.
Pensaran que va a haber tiros también aquí, un hombre con bigote y tricornio asaltará el escenario.....silencio coño¡¡¡
Pobres niños, inmersos en la disciplina del colegio de cantores de la Iglesia de santo Tomas, en una Leipzig entonces tras el telón de acero, madrugones a las siete con el patio nevado y horas de silencioso estudio.
Recordaba aquel día viendo un documental sobre la esmerada educación de esos niños, en una institución creada en 1.212 y de la que J.S. Bach fue director en los últimos años de su vida, teniendo que lidiar con los niños entre composición y concierto.
Parece que ya viejo, se le agotaba la paciencia con las chiquilladas, propias de la edad de los componentes del coro.
Al salir mas frío si cabe, las calles desiertas, de pueblo asustado y cobarde, que se enfrenta al televisor para que le cuenten mentiras, cosa que no han dejado de hacer desde entonces.
Los niños del Thomanerchor se marcharon hace ya tantos años, Alemania se reunifico y es un gran pueblo, nosotros nos dividimos y somos un pueblo tramposo, al límite y muy vulgar.
Educación esmerada y disciplina, vestidos con uniforme y sin niñas. que así es el coro desde su fundación, aquí habría derivado en coro mixto por la igualdad, sin uniforme que no es democrático, obesos e indisciplinados, sucios y mal educados, al cabo lo que ven en sus profesores, esos de las camisetas verdes que deambulan por las calles de Madrid.
Tenia unas entradas para el añejo Teatro Real, antes de ser convertido en esa cursi y carísima opera, en una Plaza de Oriente algo pueblerina entonces, el programa era excepcional, lo encontré en la hemeroteca hoy mismo.
Orquesta de la Gewandhaus de Leipzig
Cantatas BWV.78 y 2, Bach
Director Hans Joach Rotzsch
Dentro, a las siete, un cafe y un pastel, la sala medio vacía, los madrileños están mosqueados, amedrentados.
Por fin a las siete y media se apagan las luces y se ilumina el escenario, los niños del coro salen asustados por los laterales, con los profesores ya en sus puestos.
Pensaran que va a haber tiros también aquí, un hombre con bigote y tricornio asaltará el escenario.....silencio coño¡¡¡
Pobres niños, inmersos en la disciplina del colegio de cantores de la Iglesia de santo Tomas, en una Leipzig entonces tras el telón de acero, madrugones a las siete con el patio nevado y horas de silencioso estudio.
Recordaba aquel día viendo un documental sobre la esmerada educación de esos niños, en una institución creada en 1.212 y de la que J.S. Bach fue director en los últimos años de su vida, teniendo que lidiar con los niños entre composición y concierto.
Parece que ya viejo, se le agotaba la paciencia con las chiquilladas, propias de la edad de los componentes del coro.
Al salir mas frío si cabe, las calles desiertas, de pueblo asustado y cobarde, que se enfrenta al televisor para que le cuenten mentiras, cosa que no han dejado de hacer desde entonces.
Los niños del Thomanerchor se marcharon hace ya tantos años, Alemania se reunifico y es un gran pueblo, nosotros nos dividimos y somos un pueblo tramposo, al límite y muy vulgar.
Educación esmerada y disciplina, vestidos con uniforme y sin niñas. que así es el coro desde su fundación, aquí habría derivado en coro mixto por la igualdad, sin uniforme que no es democrático, obesos e indisciplinados, sucios y mal educados, al cabo lo que ven en sus profesores, esos de las camisetas verdes que deambulan por las calles de Madrid.