diciembre 21, 2014

Trece rue del percebe.

 El pasado se nos viene a veces de forma insistente, cosas vividas que con los años, comprendemos que fueron singulares y bastante inusuales.
Ocurrió que a principio de los ochenta, por razones que no viene al caso, me vi en la tesitura de buscar casa, suerte de haber ganado unas perras y conseguir una hipoteca, no tan famosa esta ultima como en nuestros tiempos de llanto y crujir de dientes.
Recorría en moto las calles buscando un sitio singular, quería yo que mi casa estuviera en una calle bonita, en un barrio retirado, cuando he aquí que en la calle Noblejas con vuelta a Factor, frente a la puerta de la armería de palacio, sobre un jardincillo que desciende a la calle Bailen, con grandes álamos y alguna conífera, encontré el refugio para aquellos tiempos de la movida y de transición.

Ya la había oteado hacia algún tiempo y volvía a la querencia, me gustaba el sitio, al parar la moto observo que una furgoneta vieja y blanquecina, de matricula inglesa con un "UK." sobre fondo amarillo, estaba empotrada en la puerta del garaje.
Al poco el dueño de la furgoneta y también promotor del inmueble, recién acabado de construir, de nombre Jaime, me consultó sobre la forma de desatascar el vehículo.
Después de breve conversación y tras el desatasco, me habló sobre precios y tamaños, abriendo una mugrienta cartera, me alargó una tarjeta en la que bajo su nombre ponía en negrita.....
“Madre coraje”.
Fui el primero en mudarme, allá por abril, sin luz ni teléfono, pero me sentía en mi cueva, hogar dulce hogar.
La primera noche recuerdo, sobre el techo del viejo “beetle” cruzando Sol a buscar Arenal, con los largueros y el jergón, un colchón enrollado y unas sabanas, a modo de mudanza esencial, un lecho donde descansar, préstamo que agradeceré siempre a mi madre, inquieta por mi futuro.

El inmueble hace esquina y cuenta con tres plantas sobre la calle adoquinada y estrecha, encima del gran alero de madera, una cubierta inclinada de teja bajo la que se albergan otras tres plantas de cubículos a cual mas estrafalario y bonito, que recuerdo yo a Jaime "Madre coraje" en el sexto, friendo huevos sobre el palacio y los jardines de Sabatini.
Queda pues definido el primero de los vecinos, delgado y pálido, de barbas ralas, hijo de notario y emigrado a Japón a donde arribó, en un velero de fibrocemento procedente de la costa oeste de América, proeza singular que le aparcó cinco años en el país del sol naciente.
Ejercía, diría yo de chatarrero, de vida solitaria, yo nunca le conocí hembra, ponía música desgarradora, melancólica, que se escuchaba por el patio de luces, junto a la medianera del inmueble contiguo, cerrado y abandonado, en ruina incipiente.
Con los meses, los pisos se fueron ocupando, unos de alquiler, otros como yo de hipoteca, también pagados a tocateja, que había vecinos con posibles.
No he mencionado que me instalé en el cuarto, sobre el alero de madera, con vista a la cornisa de palacio, una buhardilla con un solo hueco a norte, en el que sentado sobre el alféizar, con los pies sobre el voladizo, se ve casi hasta El Escorial en días claros, la caliza blanca de palacio y los grandes álamos en primer plano.
Cayó en el quinto un antiguo compañero de colegio, Mariano....como yo “motero”, dos motos ya en el garaje pintado de rojo y blanco.
Soltero y de vida disipada, alguna noche me llevaba a Pachá, moto tras moto, aunque por temporadas y para ahorrar, se compraba un modelo de barco para armar, escuchaba yo el martilleo suave y la sierra de pelo.
Cuando ahorraba se daba de nuevo a la vida galante y recuerdo, las voces bajando por el patio, silencioso, Mariano Mariano Mariano!!!!!! de la enamorada de turno, lo que me incomodaba en mi intento de vida recoleta y de lecturas profundas, tarde, de madrugada.
En el otro quinto, dio con sus huesos Javier, funcionario del estado y hombre anodino, hermano de Jaime, de vida discreta, no recuerdo el motivo del mote de Matines con el que lo recuerdo.
Junto a mi puerta, en el cuarto, Fernando, anticuario y platero de éxito, con vida dislocada y solitaria, con familia truncada y novia argentina, madura como el, con la que mantenía conversaciones existenciales y apasionadas, en voz alta, sobre sabe dios que, pues nunca me ha gustado meterme donde no me llaman y cerraba puertas huyendo de la medianera, hacia mi dormitorio silencioso en el patio de luces.
Debajo de mi morada, en el tercero, una dentista ya entrada en años (yo era muy joven) de mirada alegre e inocente, que no dio escándalo alguno ni argumento de que hablar.
Volviendo al quinto, esto va a quedar desordenado, una época en que se fue Matines, apareció un hijo de un ministro, Alfredo, recién casado con dama de alta alcurnia.
Alfredo es alto y estirado, abogado del estado, también con moto aunque peor que la de Mariano y la mía, en alguna cena de vecinos su mujer nos cuenta que a la noche al llegar se sienta en las nuestras y simula tumbar en una curva e incluso hace el ruido del escape con la boca, ante lo que Alfredo la mira con cara de odio, odio que comprobábamos todos a través de las ventilaciones de los baños, con un “no te aguanto mas” y otras lindezas impropias de recién casados de familias bien y oposición con futuro, el pobre murió muy joven, le recuerdo con cariño, con su traje impecable y su planta arrogante, entre tanto desarrapado de aquella comunidad.
En el otro tercero una italiana, algo fondona y guapa de cara, de pelo muy negro, originaria de Milán y compradora del piso, las tres primeras plantas eran mas convencionales y espaciosas, mas burguesas diría yo.
La italiana vivía con un español lustroso y algo achulado, creo que profesor como ella, vestía en invierno de capa española y con barba muy recortada, a veces con bastón.
Con el tiempo supimos que la golpeaba en un anticipo de la violencia de genero, aunque se decía que a ella, mujer pasional, le iba la marcha, sin que yo conozca que habría de cierto, con el tiempo rompieron, el tiempo rompe tantas cosas...
En uno de los dos segundos, una arquitecta, Pilar de nombre, el pelo largo y negro, con un novio anodino y de izquierdas, un Porsche 911 rojo, será por lo del comunismo pensaba yo, me pareció desde el primer instante un baboso, mas todavía para ella, mujer de carácter y guapa a su manera.
En el otro segundo, el agregado cultural de la embajada francesa, que teníamos algunas personas muy principales, a mi me lo parecía. Homosexual, hecho singular para los tiempos, bien vestido y no demasiado afectado.
Una noche el del primero de quien hablaré mas tarde, escuchaba entre sueños unos gritos.....Pacorro Pacorro Pacorro!!!!! que en su mala pronunciación de gabacho quería decir SOCORRO!!!!, pues que tenia el mal hábito propio de los de su condición, de recogerse un chapero de la puerta de cualquier antro, aquella noche el colega objeto de deseo, le maltrató y le quito todo lo que tenia en casa de valor, por eso de los gritos de auxilio……….. Pacorro!!!!
El primero mirando a Bailen era de los de de alquiler, quien me viene a la memoria es un norteamericano mayor y algo calvo, tres veces divorciado, que dio con sus huesos y una peruana en tan singular vecindad.
Dispuesto a iniciar una nueva vida, compró toda clase de utensilios de cocina en El Alambique, del otro lado de la Plaza de Oriente.
Al atardecer empezaba los preparativos para la cena, a la que nos invitaba con frecuencia, que aquello era como el patio de monipodio y se vivía con bastante promiscuidad.
Durante le condimento, con profusión de cacerolas y sartenes, las botellas de vino se vaciaban a considerable ritmo, entre el guiso del día y las fauces de cocinero, novia e invitados.
Las cenas eran alegres y con velas, lo peor, que ya con la melopea, la peruana tomaba la guitarra y entonaba lo de los "ejes de mi carreta" y otras lindezas, impregnando la velada de un halo de tristeza y desolación, lo que llevo al americano a abandonar el piso y a la peruana de forma repentina, quien sabe cuales serian sus pasos posteriores.
Por ultimo, el otro primero, mirando a norte como mi buhardilla, frente a otra casa abandonada que remataba la calle dando lugar a una escalinata que desciende a la rasante de la Plaza de Oriente.
Eduardo es navarro y ya cumplidos los cincuenta, agregado comercial, ha vivido en Colombia y en los USA, alternando con destinos en el ministerio, con fama de brillante economista y de buena presencia.
Vive solo junto a un criado chino y una perrita.
El piso esta bien alhajado y con pinturas de firma, el chino guisa plancha y limpia, además de pasear a la perrita y estudiar para ser espía, había escasos chinos en Madrid y resultaba muy exótico.
Cuando el golpe de estado de Tejero, Eduardo dejo su piso y a la perrita al cuidado del chino y se lanzó a la calle a gritar VIVA LA LIBERTAD!!!  
Nos decía a los de arriba del alero, que vivamos como parias, era simpático y todavía le sigo el rastro, esta muy mayor y se acabo casando, la perrita murió, también la siguiente, no se el nombre de la de ahora.
Por ultimo, el portero, Julián, cotilla y servicial, castizo y de buen beber, imposible de tarea alguna al atardecer, entre hípos, hasta que se iba a su casa a dormir la mona.
Algunos otros inquilinos de breve estancia y escasa huella en mi memoria, vivimos unos años en algo parecido a una comuna, sin mezclar los cuerpos, lo digo por el agregado cultural, que no se vaya a creer algo raro....pero si en frecuentes cenas en los respectivos apartamentos, con invitados ajenos a la casa que enriquecían el tejido de simpatías y risas, Muchas veladas en los locales del barrio, Ciriaco, El Alabardero La Cruzada.....eso si fue vivir en comunidad, hasta el punto de organizarse en la esquina, una verbena en julio, con los calores y las tormentas, festejo memorable de que quizá escriba una noche de estas.


diciembre 19, 2014

Navidad en Toledo.

José era ya hombre de mas de sesenta, había trabajado en una fabrica de puertas industriales, se llamaban “Puertas Cuesta”.
Fueron años de mucho curro, incluso sábados y domingos, en lo que ahora llamaban la burbuja inmobiliaria, el no lo entendía.
Fueron siete años desde que le contrataron, tiempo de prosperidad, tanto que se lanzó al matrimonio, después de muchos años de soltería y vida solitaria.
Como a tantos de su oficio, le faltaban dos falanges de la mano izquierda, la maldita sierra, no como las de la moderna fábrica de puertas, con carena de protección y robotizada.
También tenia el cristalino del ojo derecho nublado por una astilla, que ahora se trabaja con esas gafas transparentes  que están muy bien para prevenir accidentes.
El caso es que en medio de ese frío, después de la ejecución del desahucio por Caja Castilla la Mancha, hacia ya unas semanas, decidió mudarse a la capital para empadronarse y buscar algo que llevarse a la boca.
Fueron días horribles en albergues de Yepes, incluso unas noches en el polideportivo helado, tumbado junto a su joven mujer en las colchonetas de gimnasia.
Había escuchado en la radio que el Ayuntamiento de Toledo concedía VPO. y ayudas de quinientos euros para familias con hijos.
José no había sido padre y desistía ya de serlo, incluso después de su matrimonio con la joven María, secretamente pensaba que era hombre estéril, el caso es que hace unos meses, después de unos síntomas conocidos, les confirmaron en el centro de salud del pueblo que iban a tener un niño.
El parto se presentaba inminente y sin pensarlo, harto de la vida incierta y sin esperanza de empleo, metió sus enseres en su furgoneta blanca y junto a María se encaminó a Toledo, pensando que para el 2015 habría ya arreglado los papeles y su pequeño hijo nacería con algo de seguridad.
El viaje fue eterno, noche cerrada y despacio por los baches que perturban a su esposa, le dio por pensar en el extraño embarazo, por inesperado, después de intentos de fecundación mediante técnicas que no entendía y le deprimían.
El caso es que en el pueblo, después de lo de Olvido Hormigos, andaban los maridos amoscados, que las costumbres licenciosas llegaban a todas partes y José a veces, se torturaba ante una posible infidelidad, aunque mirando el rostro de María la descartaba inmediatamente, tal era su mirada como de ángel.

Sumido en estas disquisiciones, no advirtió que bajaba ya la cuesta hacia el Puente de San Martín, entre suntuosos cigarrales, en alguno de ellos había el trabajado en los buenos tiempos.
Conocía bien aquella vista, el Alcázar a la derecha, poderoso, las delicadas agujas de la Catedral en el centro, San Juan de los Reyes sobre el puente, tal como lo pintara el Greco tantas veces.

Pensó en encaminarse a la “Casa del Maestro”, fonda barata en la plaza de Santa Leocadia, hospedaje de sus jornadas montando carpinterías en las cercanías.
Paso bajo el arco de la Puerta del Cambrón y por unas callejas llegó a la hospedería.
Su mujer se quejaba de dolores,  suavemente, por lo que le inquietó la nueva de que estaba la fonda completa……….una excursión de niños franceses.
Le indicaron un par de hostales cerca, el precio sería mas alto para su mermada cartera, el caso es que tras callejear por las difíciles cuestas, los resultados fueron baldíos, todo ocupado, serán las fiestas pensaba mientras bajaba de nuevo hacia el puente para encaminarse al Toledo moderno, seguro que allí encontraría algo.
Miraba distraídamente Santa María la Blanca, recordando su artesonado en el que había trabajado de joven, tantos años pasados ya, cuando advirtió que la lluvia de antes se convertía en una nevada densa, copiosa.
Bajando hacia el Cambrón, extremó las precauciones, las quejas de María son ya alarmantes pero el empedrado esta ya blanquecino y no quiere acabar abollando la furgoneta contra los bolardos de granito.
Al llegar al Tajo, todo se precipita, las quejas de María son ahora llanto de dolor y a la luz de las farolas ve la cabecita de un niño entre sus piernas, la falda remangada.
Violentamente sale al arcén y bajo la intensa nieve, arrastra a la madre bajo el primer arco del puente, a resguardo de los copos gordos y fríos que llenan el cielo amarillento de las luces de neón.
Nunca ni en sus peores presagios pensó en una situación tan azarosa, que hacer, el caso es que repentinamente un niño había nacido, su Hijo, estaba allí, llorando, en el húmedo barro del invierno.
Lo levantó del suelo envolviéndolo en su chaquetón, apenas reparaba en su mujer que respiraba agitadamente, aunque sin llanto ahora, como desvanecida.
Una linterna le deslumbra, no ha advertido que su maniobra brusca con el coche atrajo a la Guardia Civil que llega presurosa, benemérita.

No se preocupe Protección Civil viene de camino, esta bien el Niño? déjeme que lo leve al coche, la noche esta heladora.

Poco después en la residencia, la madre duerme tranquila y entorno al niño, las enfermeras y algún miembro del cuerpo, los sanitarios de la ambulancia con sus chalecos amarillos, médicos de guardia, incluso un celador, miran emocionados la escena, es veinticuatro de diciembre, son las doce, a José le palmotean la espalda mientras apura un vaso de coñac que alguien le alargó hace rato, un polvorón, algún mazapán de Ajofriín y calor humano.......Feliz Navidad José le dicen, el piensa confuso en tantas coincidencias y mira a su mujer, ya dormida.

diciembre 16, 2014

El fracking.

En el viaje anual al norte, a final de junio, recuerdo que mi padre paraba en Buytrago a poner gasolina, mas tarde en Miranda de Ebro y finalmente en Arechavaleta.
La carretera era un sitio negro apenas entrevista a la amarillenta luz de los faros, no había bares abiertos y se atravesaban los pueblos de piedra, solitarios y con un par de farolas.

Bien joven iba yo con la moto roja, a poner gasolina, unas pesetillas, para toda la semana.
Confieso que cuando agotada la escasa paga paterna, me quedaba de a pie, empleaba la succión con tubo de plástico sobre el deposito ajeno, con tragos inoportunos y tóxicos, la juventud lo aguanta todo.
Mas adelante ya con coche heredado, pequeño y verde, mas gasolina en aquel tanque negro bajo la tapa del capó.
Echar gasolina era algo rutinario y supongo que barato, el empleado vestido con mono pregunta cuanto? pues treinta pesetas, no había súper o diesel o extra, sin mas era gasolina.
La primera crisis debió ser a mediados de los setenta, por alguna guerra entre Israel y el resto de la zona.
Recuerdo a la Reina de Holanda en bicicleta, aunque aquí no nos enteramos, que nos llevábamos muy bien con los árabes por se decía.....la tradicional amistad y lazos históricos.
Además apareció el oro negro en Burgos, con gran euforia patria, aunque el chorro viscoso duro poco y Ayoluengo volvió a ser un pueblo desconocido en el páramo castellano
Luego esto ha sido un sin vivir, el petróleo se acababa, aunque encontraron mucho en el mar del norte, también en Méjico y Brasil.
Los agoreros insistían en que se acababa, los precios altísimos hicieron aparcar el coche y volver al metro o al autobús, los que se mudaron al suburbio consumían su sueldo en los tapones mañaneros y vespertinos.

Mientras tanto, los árabes, sentados en su desierto, sobre su mar de petróleo, escandalizan a los pobretes europeos.
Sin despeinarse, con su gorrito blanco y su camisón inmaculado, como los niños malcriados, compran todos los caprichos imaginables, coches barcos aviones, construyen ciudades como parques de atracciones y junto con la "OPEC" chulean a la humanidad que ha caído en la trampa del automóvil y la calefacción.
El caso es que parecía una condena eterna para los parias de la tierra, que con la modernidad incluye a los chinos e indios, que andar en coche es gran avance de la humanidad y que decir de los aviones, que uno de Almendralejo lo mismo se baña en enero en el Caribe, o se va a vender aceite a Moscú.
Con los fríos de esta época, están en casa en mangas de camisa e iluminan la casa a diario como si hubiera boda.
El caso es que los americanos, como casi siempre, inventaron una cosa que llaman FRACKING.

Es como rebuscar en el bolsillo por la calderilla, en forma de gas y petróleo, parece que hay por todas pares, aunque no era rentable, ahora lo es y el mundo en estos meses se conmociona ante la bajada de precio del barril.
Los que sesteaban sobre sus pozos que manan millones, están mosqueados, quizá tengan que ponerse a trabajar, ya no podrán comprar mas juguetes, el chuleo se acaba.
De cualquier forma la bola del mundo es como es, por mucho que la exprimamos el limón se secará y esto de la gasolina y la manguera pasara a la historia.
Pienso que ya la leña, es cosa del pasado, algo inventaremos supongo, que los humanos somos mañosos y no paramos de cavilar para darnos la mejor vida posible.


diciembre 11, 2014

Cárabos.

Muy pocos los conocen ni les presta atención, que el personal esta mas pendiente de Twitter o Facebook, los mas de WhatsApp.
Además en las ciudades no creo que haya muchos y con el ruido no se escuchan sus diálogos.
Son seres como de otro mundo, extraterrestres, pues que viven solo la noche, mientras dormimos, mientras soñamos.
En todos estos años de vivir en este remedo de bosque, solo en un crepúsculo, adiviné mas que ver, un ser de silenciosas alas que levantó el vuelo huyendo de mi presencia.

Ni grande ni pequeño, pero poderoso, esquivo y solemne.
Apenas una visión fugaz de un ave con grandes alas y cuerpo robusto, que no quiere mostrarse ni saber nada de nuestra existencia.
Interesado solamente en los topillos, los ratones, en verano los lagartos y alguna cigarra.
Lo mas impresionante, sus alaridos que parecen como una música de fondo en estas noches frías de invierno.
Son gritos desapacibles, como de alguien a quien apuñalan, lamentos dolorosos, desgarradores.
Para ellos solo un lenguaje, se cuentan las novedades un nacimiento, que Adela tiene un ala averiada, que Juanita ha puesto tres huevos, o que Adolfo corteja a Catalina.
En estas noches de escarcha, a centenares de metros, es un continuo cotilleo de chismes y noticias, con esos lamentos como de película de terror.
Mundos inconexos, lo pienso mientras los escucho, cada uno va a su bola, nosotros con la crisis y la corrupción y el PSOE y el PP y..toda esta miseria.
Los cárabos, con el mismo lenguaje milenario y elemental, ajenos a nuestras tribulaciones y grandezas, se cuentan sus caceríos y sus nostalgias, los mismos quizá desde la creación.
Cada alcornoque se convierte en un emisor que conecta con otros acebuches o con las mimosas y los pinos, en un remedo de nuestra “red” que sabe Dios si se extiende por valles y sierras hasta los confines de Iberia, incluso mas lejos, por Europa.
Me da que pensar que hace milenios los Neandertales escuchaban este lamento descarnado, cuando cazaban por estas tierras del sur, huyendo de la ultima glaciación.
Ellos no pueden saltar sobre su sombra, según las teorías de Darwin, teorías por cierto bastante pueriles, cientos de miles de años con ese rostro extraño y su lenguaje destemplado, las alas prestas para acechar silenciosas a sus presas.

No conozco de ninguna evolución genética de esta singular especie, que deviniera con los tiempos, en halcón o arrendajo, en tortuga o salamandra, en funcionario publico o corredor de comercio.
El caso es que me complace, antes de dormir, el ultimo pito para husmear el ambiente, ver la luna o las estrellas, el grito de los cárabos me acompaña camino del sueño, no se yo si a ellos se les importa una higa mi vida, supongo que no, que mi voz es incomprensible para ellos y mis argumentos, faltos de interés para su vida, ajena a mis cuitas y ensoñaciones nocturnas. 


diciembre 01, 2014

Diciembre.

A mi me gusta este mes, es un mes para escapar de noviembre, mes de los difuntos y en el que los días se acortan y entristecen, mas y mas (no confundir con el separatista Mas que también entristece).
Después de octubre, con las primeras friuras y el languidecer de la naturaleza se pone el animo triste y fenecen los seres que están ya tocados.
Hasta el sonido es bonito, DICIEMBRE!!!! mes de preparación de fastos y acontecimientos.

Es este el mes de Sagitario, el centauro que dispara flechas, signo de fuego, de la gente optimista y sincera, yo no creo en la astrología pero mejor que ser de un signo de pringados, o de uno de cenizos, que seguro que los hay.
El día seis es el día de la Constitución, esto no importa mucho pues hemos tenido varias y también se vivía bien sin ellas, además ahora la quieren cambiar, es algo efímero, por lo que no me extiendo mas sobre esta fiesta.
El día ocho es La Inmaculada, encarna la figura de la madre, que no hay mas que una, esto si esta bien, somos un país Mariano  (no confundir con Rajoy).

Casi como en Italia con la "mama", la madre es aquí de gran veneración, no obstante haber mucho hideputa.
El día diez es mi cumpleaños, eso no le importa a nadie, pero a mi me peta, nacer en una noche negra y fría de diciembre me parece que es muy cabal, parece que nacer cuando todo en la naturaleza muere es contradictorio, el caso es contradecir y esto me gusta y se corresponde a mi espíritu.
El veintiuno es el solsticio, la tierra se dispone a bambolearse una vez mas, para que el sol tueste el hemisferio norte, cada día la luz brillará por un minuto mas, vamos hacia la luz, esto esta muy bien, se vive de esperanza.
La lotería el veintidós es quizá el día mas alegre del año, mas que alegría se esparce la euforia.
Nunca toca a nadie, solo a los que salen en las noticias, que creo que son actores contratados, cantan y se abrazan en un bar o en la puerta del lotero, los millones que quedan sin premio, o con un triste reintegro, los miran en silencio, pensando que lo que importa es la salud.

Todos durante unas horas de esta mañana sienten que ruedan en la ruleta de la fortuna, variable como la luna...
Mientras, las voces cansinas de los niños cantan números y premios.....es un día señalado, emocionante de diciembre.
Que decir del veinticuatro, la Noche Buena, en un humilde pesebre de Belén, el misterio que nunca entenderemos.
Con los años la alegría deviene en nostalgia, pero la canción reza bien al decir: Noche de paz, noche de amor con esa musiquilla un poco cursi.
EL veinticinco se ha convertido en un día cansino y perezoso, de comida tardía y película tolerada en la televisión, es Navidad no pasa nada pues no hay periódicos.
Es mucho ya lo acumulado en este mágico mes, pero todavía hay una sorpresa, Los Santos Inocentes, el veintiocho.
La inocencia es gran cosa, que con el tiempo nos volvemos recelosos y de colmillo retorcido, descreídos y un poco perros.
Jornada de bromas y sonrisas, en que recobramos la candidez (no confundir con Cándido Méndez y la UGT).
Por fin las ultimas horas del mes que se convierten en las ultimas del año, vaya despedida, esto no lo tiene ningún mes, ya quisiera mayo con las puñeteras flores o febrerillo el loco o abril con sus aguas mil, solo este mes que mañana se estrena tiene esas luces y las burbujas de champagne, aunque yo despido el año con un trago de vino tinto, que para eso nací en diciembre.

noviembre 26, 2014

Ir a la compra.

La memoria es flaca y los primeros años de la infancia son un tropel de recuerdos, sensaciones e instantes que, con el tiempo se fosilizan y quedan como unos cromos, borrosos y confusos.
No sabemos si esto o aquello era con siete, cuatro o cinco años, además no solemos tratar de reflexionar sobre ellos, son solo imágenes y sonidos, sabores y caricias.
Uno de mis cromos desvanecidos y sin color, son unos paseos matutinos de la mano de mi madre, a la compra, por la calle, quizá por estar convaleciente de paperas o escarlatina, que me redimían de ir a un colegio de monjas en Don Ramón de la Cruz, donde me enviaban a desbravarme con otros infantes salvajes del barrio.
Las paradas bajo las acacias eran constantes, con otras señoras que te pellizcan las mejillas y dicen “que mono el niño”..... “como ha crecido”, después se establece un dialogo sobre fulanita que esta muy enferma, o que menganita tuvo un mal parto, también sobre la mala cara por el sarampión o la bronquitis del niño.
Estas señoras que te soban el flequillo, por un simple calculo matemático, serian de la edad de Sara Carbonero, por poner un ejemplo, aunque claro en el cromo aparecen como unas mujeres mayores, con sombrero y vestimentas grises o negras, algunas con velo por la cara.
Hay en la memoria encuentros placenteros, los abuelos del brazo camino de misa, o a tomar una caña, las caricias de la abuela no molestan, su dulce mirada azul hace sonreír y ahora vienen, las tiendas.....

En Ultramarinos Olmedo, el encargado de bata inmaculada y pelo negro planchado con fijador, saluda de forma zalamera, siempre cae una galleta María o unas aceitunas, toma chaval!!!.
No he vuelto a oler aquella mezcla de legumbres, frutos secos, carne de membrillo y yo que se, la mezcla de mil cosas, que antes nada venia en latas mas que las anchoas, todo se vendía en papeles de estraza, después de pesarlo en aquellas balanzas blancas ya desaparecidas.
Hasta el concepto de ultramarinos era bonito, con los barcos de vela trayendo los sacos de América o de las Filipinas.
Quesos abiertos y bacalaos como pergaminos colgados del techo, aceite a granel y especies que lo adoban todo, pimentón, perejil, comino.
Calle abajo mi único interés es detenerme ante el escaparate de “El Paraíso de los Niños”, donde hay motoristas en motos de lata, aviones que cuelgan de un hilo, coches y trenes eléctricos, las muñecas no las miro que eso es de niñas, tampoco los juegos de plumero recogedor y escoba.
A veces toca corte de pelo en “Hermanos Benitez” donde sentado en la sillita me niego a contestar.....que vas a ser futbolista o torero, además los pelos se cuelan por el cuello y te dejan con un flequillo como de niño de pueblo.
Mas señoras que pellizcan los mofletes, bajo las acacias, niño no metas el pie en el alcorque..... y finalmente la Carnicería.

Luis de Blas tenia una carnicería hermosa, con gran abertura a la calle y dos vitrinas a ambos lados.
En Navidad montaban un belén y los cerditos lechales estaban vestidos de angelitos, con trajes de fantasía, cosas de la época.
Era Luis el carnicero,  hombre con bigote negro y cara redonda, el pelo rizado corto y también muy negro, expresión amable, el pregunta que desea la señora? y el cliente duda, lomo de ternera? o unos filetes de faldilla, unas chuletas de cordero o, me pica doscientos gramos de carne picada de lomo alto....
Domingo es el ejecutor, sobre un gran tarugo de madera y con un cuchillo de perfil ovalado, asesta grandes tajos a la pieza, depositándola luego sobre el mismo papel de estraza y parecida balanza a la que había en Olmedo.
Domingo tiene un ojo saltón y en mi imaginación ocurrió al levantar el machete para asestar un tajo al costillar de una ternera, no se si esto era real o producto de un relato, el caso es que miro con temor cada vez que la afilada hoja se aproxima a su rostro, antes de descargar el tajo, sonoro y contundente.
Una camioneta se detiene frente a la tienda y un hombre encapuchado y cubierto con un mandilón, descarga una vaca descabezada y abierta en canal, atraviesa la tienda entre el publico y desaparece por una puerta tras el mostrador.

Ya camino de la calle un grito, toma chaval, el propio Luis con un cuchillo estrecho y cortante me separa una loncha de jamón casi con grueso de taco, que voy masticando lentamente, para que nunca se acabe, camino de casa donde me espera la comida y la siesta.

noviembre 20, 2014

El viaje moderno.

También los que están en prisión, hacen su vida de diario y tan contentos, nos acostumbramos a la sumisión y a las arbitrariedades, rebelarse a diario es cansado.
Son millones los que viajan al año en Europa en avión, por cierto, los aviones ya no se caen casi nunca y la verdad es que van muy rápido, convirtiendo un viaje de un mes hace un siglo, en unas horas en el presente.
Sentados en la butaca, saltamos sobre cordilleras y estepas, ríos y chubascos, calores y fríos.
Pienso sobre el disfrute, el sentido del viaje, que desapareció ya.

Ese tiempo ese estado transitorio, de observación y reflexión, el cambio del paisaje, conocer nuevas gentes y comidas.......vivencias que han desaparecido en el viaje moderno.
No tenemos ya ni tiempo ni peculio para emplear unos meses, para llegar a un lugar distante.
Hace cien años eran pocos los que viajaban, que ahora son multitudes los que cambian de continente para, tomar el sol unos días, tener una reunión de negocios o ver a los parientes emigrados.
Hay un primer trayecto al aeropuerto que puede ser muy confuso.

Se llega a un tinglado de carteles y terminales, en el que reina la confusión, un error y cunde el pánico, no se sabe donde dejar el coche y el tiempo transcurre en nuestra contra, el avión se marchará sin nosotros, quedando en estado de desolación..
El paso apresurado con el rumor de las ruedillas de la maleta, en un confuso ballet de multitudes que arrastran también sus pertenencias embaladas.
Buscar el mostrador para enseñar el billete, en una larga cola de gentes dispares, todas ellas mal vestidas y entregadas a la fatalidad del transito sumiso, el destino inexorable, la perdida del albedrío por unas horas.
Desde que algún desalmado puso una bomba en un avión, se acepta el que todos seamos sospechosos de sacar un billete para matar inocentes o secuestrar el aeroplano para ir a Cuba o a Beirut, destinos populares en los ochenta.
El escáner mira en nuestro equipaje, nosotros, en interminables colas, demostramos que somos inocentes.
Los pasajeros, pacientemente se despojan de sus cinturones, zapatos, relojes....todo lo que pueda hacer sonar el maldito arco, que siempre acaba pitando por unas perrillas olvidadas en un bolsillo.

Pasado el trance, el desgraciado viajero se encamina a buscar su puerta de embarque, con el tiempo que juega en su contra y los altavoces que anuncian que no se puede fumar.......con lo bien que vendría ahora encender un cigarro ante tanto estrés.
Sorpresa, no hay rastro de la puerta de embarque, por el contrario hay tiendas de perfumes, de tabaco, de relojes.....el pasajero confuso siente la tentación de atacar los anaqueles de baratijas que algún idiota ha planeado, poner en su angustioso camino, para ver si se deja unos euros en el tránsito.
Al fin ya relajado, la larga cola para entrar en el aparato que nos llevará por sobre las nubes a miles de kilómetros, sin ver el cambio gradual del paisaje y la geografía, las gentes la vegetación la arquitectura.
La llegada es mas fácil, que nadie es sospechoso de poner bombas acabado el trance.
Se espera de nuevo en un sitio donde las maletas dan vueltas en busca de su dueño, la salida es franca sin registros ni cacheos, bueno eso si no vas a ver a los yankees, que ellos son recelosos de todos los que van a visitarles.
Deberían los prohombres expedir tarjetas de “hombres de bien”, incapaces de poner explosivos ni ocultar navajas para secuestrar el vuelo que toman.
Por unos pocos facinerosos estamos todos pringados, miles de sueldos de vigilantes, millones de horas perdidas.

El viaje moderno es incomodo y confuso, lo que me induce a moverme poco, solo para visitar parientes que tuvieron que abandonar el solar patrio, que aquí no hay como ganarse el cocido y se nos van marchando los allegados lejos, donde hay algo mas inteligencia y honradez.


noviembre 10, 2014

Podemos, tirar el muro.

Recordaba yo esta tarde la “primavera de Praga”, con los tanques soviéticos masacrando a los checos, mas de cien,  al haberse desmandado el PC. local, el siniestro Brézhnev en Moscú no creía mucho en la libertad.

En estos días de conmemoración del muro de Berlín, no dejo de pensar en este rebrote de ideología estatalista que tenemos en la piel de toro.
EL muro de Berlín no era como el de Melilla, para impedir que entren los que lo intentan, era un muro para evitar que salieran corriendo los que disfrutaban, del “paraíso socialista”.
Parte del mundo ha experimentado el marxismo, con millones de víctimas y vidas tristes, desperdiciadas, que nunca se volverán a vivir.
También en el anterior siglo, ha experimentado otra parte del mundo el capitalismo, con sus debacles y desordenes económicos  sus mercados y su caos semicontrolado, la verdad mas distraído todo y nunca pusieron un muro para evitar la huida de los que querían otra vida.
De joven, recuerdo haber conocido mucho marxista, había maoístas y estalinistas, también libertarios, casi todos ahora disfrutan de lo que tenemos, viajan y ahorran y en general, hacen lo que les da la gana, lo cual es un gran avance para la humanidad.

Ahora penamos aquí con la dichosa crisis, muchos de esos antiguos rojos se han dedicado al capitalismo de estado con la cajas de ahorro, otros se han corrompido, después de cambiar de compañera, por una rubia enjoyada.
Lo malo es que el elemento capitalista esta bastante pringado, hasta las cejas diría yo, así que no hay donde mirar, gran problema.
En esto aparece hace unos meses un hombre joven de aspecto marginal, junto a otro flaquito con cara de ulcera de estomago, una mama con el bebe en brazos, supongo que la quiere enchufar desde niña en la “nomenklatura”.
Este grupo de jóvenes anuncia algo viejo, algo ya visto en Berlín, en Checoslovaquia, en Polonia, en Cuba es presente, en Corea se mantiene con ese tipo tan cómico que heredó la corona del papá, quien a su vez la obtuvo del abuelo.

Han tenido un cierto éxito, producto de la desesperación a que nos condujo el infame ZP y que continua con Mariano.
No me puedo creer que volvamos a las andadas del plan quinquenal, el dirigismo de la sociedad y la economía.
Oigo distraidamente hoy, que “Podemos”, vende el limitar el sueldo de los deportistas, me pregunto, por que no de los malabaristas, los cantantes o los paracaidistas?, mas estado y mas papeles, eso no funciona.
Yo espero que sea solo producto de esta mala época, que avancemos hacia menos estado, menos parlamentos y menos decretos leyes.
Un pueblo con mas libertad y menos que manden, pienso que dentro de Europa sera difícil, que prospere un partido que desea dictar, mandar y ordenar, que en el este están ya vacunados para generaciones.
El caso es que me asombraba esta tarde recordando la Praga del 68 y el Berlín del 89 cuando tumbaron el “muro de la vergüenza” que los rojos llamaban el “muro antifascista”, hay que echarle cara, que nunca vi yo a capitalistas occidentales tratando de saltar para disfrutar del socialismo, el empleo fijo y las vacaciones en un balneario del estado.
El caso es que aquí la situación del españolito de a pie es mala, propensa a creer en cualquier vendedor de humo, pero otra vez el “socialismo democrático”? no por favor!!!!!.

Así que a despabilar, que la libertad y el bienestar se defiende día día, en cada minuto, desenmascarando a los tramposos del capital y también a los que desearían conducirnos como a un rebaño, la vida no es fácil, lo ha sido por un tiempo, pero ahora es momento de apretar los dientes y....si es preciso, dar dentelladas, nos jugamos el futuro. 

noviembre 05, 2014

Café Roma.

La calle de Serrano era junto a Velázquez, el centro de la vida del barrio, que solo eso era el de Salamanca antes de la moda, con sus vecinos que se conocían y su vida de mercado mañanero y tardes de paseo, con visitas a los bares, a las terrazas con el buen tiempo. Se me olvidan las misas el domingo, que se iba a misa puntualmente entonces.
El barrio perdió casi toda su vecindad, por los precios y por lo inadecuado de los pisos, muchos se transformaron en oficinas, cuando no se produjo la temida demolición para dar paso al edificio irreverente de cristal para las empresas, fuera de ordenanzas y de orden, que atentado contra nuestra tradición.

Las modestas tiendas de a diario, sucumbieron también, abriéndose otras de cosas carísimas, las mismas de  todas las ciudades de Europa, que no se  sabe ya si uno esta en Ginebra, en Berlín o en Málaga, que todo es igual y al mismo precio.
Uno de estos locales en que ahora venden moda italiana, en Serrano esquina Ayala, era el “Café Bar Roma”, aunque todos decían El Roma.
No recuerdo mis primeras limonadas, allá por la adolescencia, aunque quizá de niño ya estuve dormitando en el cochecito junto a mis padres, que ya de novios lo frecuentaban, al poco de acabar la guerra.
De estudiante se convirtió en lugar de visita diaria, al amparo de la cerveza mañanera o de la taza de café y el vaso de agua, tarde a la noche, casi como un ritual antes de estudiar o para ir a dormir.
La entrada por la esquina de Serrano, daba paso a unas cortinas verdosas, a modo de cortafrío, colgadas de una barra semicircular.
Las mesas adosadas a los ventanales de guillotina que se abren con el buen tiempo, con sillas antiguas de madera, asiento y respaldo mullido de color granate oscuro.
En una zona mas elevada, bancos corridos y veladores de madera chapados de Formica blanca, el suelo todo de marmolina, con algunos dibujos en colores desvaídos, todo ello con un toque modernista propio de su apertura, allá por los treintas.
Al fondo y paralela a la calle Ayala, la barra, larga y con tapa de madera barnizada de roble, tubo de latón grueso y dorado para apoyar los pies y otra bajo la madera, donde los afectados por el alcohol se aferran para no caer de sus taburetes redondos y aparatosos, con un asiento que gira, aumentando el mareo.
De día y a la tarde era un bar casi normal, señoras y caballeros, incluso algún niño, aperitivos sencillos de tortilla o banderilla con huevo, alguna caña, lo que si era notorio es la marcada ideología política de sus clientes, muchos de ellos estudiantes.
Al caer la noche el local se vuelve bronco, con el correr de las horas el ambiente cada vez mas cargado por el humo del tabaco y las conversaciones que suben de tono con las bebidas de alta graduación.
Los bares de Lagasca y Ayala van cerrando y como impulsados por la gravedad, los beodos van colándose por la puerta a tomarse “la espuela”, hasta que a las dos de la noche los camareros empiezan a apagar las luces, intentando cobrar a los que insisten en pedir una ultima ronda.
Solíamos sentarnos un grupo de habituales en la parte elevada, retirados del bullicio de la barra, donde algunas noches se repartían bofetadas, que siempre hay gente con mal vino.
Entre los agresivos recuerdo a “Mauricio cara de vicio” quien sumido en la soledad y tras mucha ingesta de licores, insultaba a todos los de la barra, hasta que alguno lo tumbaba de un golpe, con gritos y ruidos que escuchábamos con indiferencia.
Un habitual de las peleas era un joven mudo, de complexión fuerte y carácter violento, que a la mínima, agredía a cualquiera que a su juicio mereciera un mamporro.
Las peleas eran cortas pues los vapores alcohólicos mermaban la fuerza de los contendientes, en caso contrario, Constante, el sereno de la Calle Ayala, subía por las escaleritas que daban a la barra y con su chuzo golpeaba el suelo. ante el terror de los parroquianos que conocían de sus modos.
Algunas noches Constante sacaba a los inconscientes y los sentaba en el suelo frente al Ministerio de Comercio, a tomar la fresca o a dormir la mona.
Nuestra pequeña isleta elevada, la ocupaban un grupo de matrimonios de mediana edad, los habituales eran, arquitectos, médicos, algún rentista, se acrecentaba con los años por la descendencia, entre los que yo me encontraba.
Algunas noches al núcleo habitual de ocho o diez, se añadían hasta veinte mas, recuerdo dos solterones Roberto y Ernesto, que nos contaban sus romances con las “señoritas”, así las denominaban.
Un medico de San Sebastián que tenia la “enfermedad del bronce” con su rostro verdoso que miraba yo de forma indiscreta.
Algún joven prometedor ya licencenciado, que pretendía a alguna casadera hija de los de mediana edad, alguno bebía wiski para mostrar su condición de adulto ya emancipado.
Todos eran bienvenidos y contaban sus sucesos, o se discutía sobre la actualidad.

Uno de los arquitectos, buen dibujante, desinteresado de la conversación, hacia dibujos sobre el velador con su lápiz, para mas tarde con los dedos mojados en los restos del café, completarlo a modo de aguada.
Los camareros de chaquetilla blanca y pajarita negra, son como de la familia, Antonio con pinta de noble antiguo, Poli (Policarpo) nos habla de su pueblo Ajofrín y de los mazapanes que allí se producen.
En la barra Valiente, con su melena blanca, agita la coctelera junto a su rostro como quien escribe un poema de sabores.
Ramón también en la barra, educado, bajito y distante, por ultimo recuerdo sonriendo a Agustín, siempre sucio y arrugado, que cantaba en ingles sin saberlo, haciendo sonidos extraños e hilarantes.
En una de las mesas cerca de la puerta se sentaba “el gafe”, hombre de edad avanzada, calva brillante y restos de pelo y bigote tintados de negro, trajeado siempre con un Príncipe de Gales impecable.
Conociendo su reputación, se entretenía en mirar fijamente a alguno que alterado por el miedo al mal fario, le hacia aspavientos, los borrachos le amenazaban con el puño, desde su inestable taburete.
Las noches de verano, ya retiradas las tazas, continuaba la charla en la terraza, los pies sobre una silla.
Los coches, pocos, interrumpen el silencio al pasar raudos camino de Independencia, los regadores, humedecen la calzada con precisión, esparciendo olor a tormenta de julio, alguna rata, grande, corretea entre los alcorques y desaparece en un sumidero.
Agotada la conversación todos se marchan, los grupos de la barra extienden sus voces Ayala arriba o hacia Lista.
Los ruidos sucumben al silencio, incluso se escucha el cambio de luces del semáforo, verde naranja rojo.
Unas palmadas hacia La Castellana y la áspera voz de Vicente mientras golpea el suelo con el chuzo......Vaaaaaa!!!

noviembre 03, 2014

Teatro Real.

Era entonces un teatro modesto, con butacas de tapicería carmesí, desgastada en los brazos, escenario austero y un gran órgano con sus tubos de cinc al fondo.
Actuaba los sábados por la noche y domingos mañaneros la Orquesta de RTVE, los viernes, mas elegantes a la tarde, la Orquesta Nacional.

Allí conocí yo a Ravel, Brukner, Shostacowich Sibelius......... que a los maestros ya los escuchaba en casa desde niño.
Presenciaba a interpretes ahora legendarios....Paula Tortelier con su padre, Celibidache con sus larga melena blanca y Wanda Landowska, ya muy vieja, resucitando a Bach con sus dedos quizá artríticos pero llenos de pasión.

Añorado Teatro Real para musicólogos nocturnos, hasta que ganó las elecciones otro partido, cuando el vicepresidente irrumpió en el palco sobre el escenario con su novia de larga melena, haciendo manitas mientras suena la novena de Mahler.
El caso es que a los nuevos gobernantes, les pareció pobretón el negocio y decidieron hacer un gran teatro de opera.
Años de obras y una fortuna quizá sin pagar todavía, que el déficit viene ya de antiguo. 
Adiós a las jornadas de música sinfónica, baratas y sugerentes, que la opera es muy cara y muy aburrida para la mayoría, Madrid no tenia tradición, como la que mantiene el Liceo de Barcelona.
Que nostalgia de aquellas sesiones intimas en que en los silencios se escuchaba el rumor del metro de Opera incluso el teatro retemblaba a su paso.
Los habituales se saludaban y en el entreacto opinaban sobre las obras del día, la vestimenta era sencilla aunque formal, muchos de los varones con corbata y las damas con cierta elegancia, propia del evento.
Había un anciano loco a quien el enfermero sentaba en su sitio, dejándolo solo, algunos días la música lo alteraba y hablaba solo en voz alta, una vez mencionó un personaje conocido y dijo a voz en grito que era “maricón”, con gran divertimento de algunos.

El director algunas veces interrumpía la obra y el enfermero se llevaba al loco, era hombre muy conocido.
Alguna noche llegaba la Reina y se escuchaba el himno, que con la orquesta parecía diferente que con una banda, mas solemne, se aplaudía y empezaba la función.
En primavera en el descanso, después de un café, salir a la terraza a contemplar la fachada del palacio, mientras el sol se pone allá por los Carabancheles.
Vivía yo muy cerca, en una pequeña calle donde aparcaban los coches de los que iban al concierto, unos drogatas legendarios les robaban las radios tras romper la ventanilla, sería barata entonces la droga supongo.
Tan familiar era todo que descubrí al cabo del tiempo, la entrada de los músicos.
Era normal aparcar la moto en esta entrada y traspasar con decisión al ordenanza que me mira indiferente.
Tras un vestíbulo, unas escaleritas y aparezco en un palco sobre el patio de butacas, con cortinas de terciopelo, sentado escucho la música, si no me interesa, me largo por el mismo camino a mi casa, con un buenas noches al de la garita, quien debía pensar que era yo de la dirección o un violinista descarriado.
Es algo pueril, pero recuerdo yo en un entreacto ir al baño de los músicos junto a Pedro Corostola, primer chelo de la orquesta de la televisión, mi ídolo por entonces.
Otra forma de vivir la música, en un Madrid sencillo y sobrio, antes de la llegada de este mundo vulgar de apariencia y ostentación, en el ahora teatro de la opera lleno de dorados en el que nunca he vuelto a poner los pies.
Cuanto desvarío y engaño en estos tiempos, nos vendieron una moto averiada y todavía sin pagar.
Si las entradas de opera se cobraran a su precio real serian prohibitivas, que solo las grandes ciudades lo aguantan, aunque aquí, se subvenciona y todos tan contentos, operas en Bilbao, Oviedo, Sevilla....esto es Jauja.

Cuanto mas honesto era mi teatro, con los terciopelos raidos, con el sonido del convoy del metro, gente normal que amaba la música y la escuchaba en ese escenario de la Plaza de Oriente, frente a la estatua de Felipe IV sobre su caballo puesto de manos, como queriendo huir de la que se ha venido con los años.