Según la definición del la RAE, "Que se deja o ha dejado sobornar, pervertir o viciar" añade del latín “corruptus”, que ya los romanos tenían escándalos. Seguro que también existe el termino para sánscrito, arameo.....hasta en catalán existe....se dice corrupte, en gallego corruto, bueno así lo pronunciaba Pepiño.
De niños, cuando alguien repartía una tarta o unos caramelos o lo que fuera, se decía “el que parte y reparte, se queda con la mejor parte”.
Así que en estos estados modernos, elefantiásicos, que reparten hasta un 60% del dinero que se mueve, pues a mangar, normal.
Cualquiera que tenga que firmar un gasto, con su sueldo que considera bajo e injusto para su valía al cabo del tiempo se corrompe, es inevitable.
A mas firmas autorizando gasto o licencias o recalificaciones o contratos.....mas dinerillo que entra en la faltriquera.
El negocio es sencillo y el corrompido llega a pensar que esa sisa es merecida, pues se desvive por el administrado, tras las comidas en restaurantes caros y los primeros viajes gratis, pierde su natural austero y se lanza a la cuesta abajo del latrocinio.
Estos dineros para niveles bajos, concejales o directores generales, alcaldes, suele recaudarse en billetes, que se esconden en sobres en casa, o en cajas de seguridad.
Cuando ya son ministros o cargos así, se abren cuentas en países pequeños e incontrolables, con lo que las perras viajan a golpe de teclado, que es mas limpio, no esa cosa grosera de contar los fajos, que es muy embarazoso y se tarda si la cantidad es grande, en billetes pequeños y sobados.
Los padres de la patria proponen hacer publicas las ganancias y nos toman por idiotas, nadie declara las bolsas de basura llenas de billetes, como un alcalde de un pueblo de aquí cerca, Manilva.
Este alcalde fue el primero que dijo que era una herencia, sentando un precedente de gran popularidad en lo sucesivo, se llama echar la culpa al muerto.
Estos muertos si levantaran la cabeza, renegarían de sus vástagos corrompidos, aunque quizá no lo hicieran, pues no los educaron en la mas elemental decencia.
El termino opuesto a esta podredumbre, es incorrupto, se me viene al magín el “brazo incorrupto de Santa Teresa”, que la santa nunca hubiera metido la mano en los dineros públicos.
En lo anterior, esta el germen de la explicación a tanto expolio, “dinero publico”, hubo ministra que decía que no era de nadie, como cuando niños, se encontraba una peseta en el suelo y raudos la atrapábamos para un chupachup o un polo de fresa.
Tampoco creamos que somos tierra maldita, manchada por la rapiña y la avaricia, que en todas partes cuecen habas y se roba con primor en todos los continentes y latitudes, aunque en algunos sitios esta mal visto y causa vergüenza y deshonor.
No se me ocurre solución a este mal que nos aqueja, mas que esperar a una cruzada que exalte la honradez y la pulcritud, eso si, esperemos sentados y con la mano en la cartera.
De niños, cuando alguien repartía una tarta o unos caramelos o lo que fuera, se decía “el que parte y reparte, se queda con la mejor parte”.
Así que en estos estados modernos, elefantiásicos, que reparten hasta un 60% del dinero que se mueve, pues a mangar, normal.
Cualquiera que tenga que firmar un gasto, con su sueldo que considera bajo e injusto para su valía al cabo del tiempo se corrompe, es inevitable.
A mas firmas autorizando gasto o licencias o recalificaciones o contratos.....mas dinerillo que entra en la faltriquera.
El negocio es sencillo y el corrompido llega a pensar que esa sisa es merecida, pues se desvive por el administrado, tras las comidas en restaurantes caros y los primeros viajes gratis, pierde su natural austero y se lanza a la cuesta abajo del latrocinio.
Estos dineros para niveles bajos, concejales o directores generales, alcaldes, suele recaudarse en billetes, que se esconden en sobres en casa, o en cajas de seguridad.
Cuando ya son ministros o cargos así, se abren cuentas en países pequeños e incontrolables, con lo que las perras viajan a golpe de teclado, que es mas limpio, no esa cosa grosera de contar los fajos, que es muy embarazoso y se tarda si la cantidad es grande, en billetes pequeños y sobados.
Los padres de la patria proponen hacer publicas las ganancias y nos toman por idiotas, nadie declara las bolsas de basura llenas de billetes, como un alcalde de un pueblo de aquí cerca, Manilva.
Este alcalde fue el primero que dijo que era una herencia, sentando un precedente de gran popularidad en lo sucesivo, se llama echar la culpa al muerto.
Estos muertos si levantaran la cabeza, renegarían de sus vástagos corrompidos, aunque quizá no lo hicieran, pues no los educaron en la mas elemental decencia.
El termino opuesto a esta podredumbre, es incorrupto, se me viene al magín el “brazo incorrupto de Santa Teresa”, que la santa nunca hubiera metido la mano en los dineros públicos.
En lo anterior, esta el germen de la explicación a tanto expolio, “dinero publico”, hubo ministra que decía que no era de nadie, como cuando niños, se encontraba una peseta en el suelo y raudos la atrapábamos para un chupachup o un polo de fresa.
Tampoco creamos que somos tierra maldita, manchada por la rapiña y la avaricia, que en todas partes cuecen habas y se roba con primor en todos los continentes y latitudes, aunque en algunos sitios esta mal visto y causa vergüenza y deshonor.
No se me ocurre solución a este mal que nos aqueja, mas que esperar a una cruzada que exalte la honradez y la pulcritud, eso si, esperemos sentados y con la mano en la cartera.