octubre 01, 2012

"La España del Cid"


Releyendo estos días “La España del Cid” (Ramon Menéndez Pidal), me asombraba al ver que tras conquistar Valencia, les restituyó el “diezmo” que les  prescribió el Profeta en sus prédicas, eximiendoles del resto de pellizcos que los reyezuelos les propinaban en la bolsa.
Los gobiernos de las taifas les tenían sometidos a toda clase de tributos y alcábalas, estando los moros esquilmados y tristes y hartos de financiar la vida regalada de los opresores y sus harenes, (casi como ahora).

El Cid era ademas de buen guerrero, el mejor de su tiempo, hombre versado en leyes y prudente en el gobierno de lo que conquistaba.
EL Cid era también versado en augurar, a través del vuelo de las aves, los resultados de las batallas o la vecindad de las tormentas, que la intuición se cultivaba en la edad media mas que la razón.
El diezmo de los moros de Valencia, suponía pagar el diez por ciento de su ganancia, como agricultor, artesano o medico,
En los zocos donde compraban sus babuchas y su cordero, no se aplicaba el IVA, otro gravamen moderno, confiscatorio como todos y superior en once puntos al diezmo de los fieles de Mahoma.
Rajoy avasalla a los cristianos con hasta el 57% de lo que ganan con el sudor de su frente, luego vienen los impuestos abusivos sobre el consumo y finalmente los munícipes, que nos cobran por la morada, por el vehículo, por la basura y para acabar vuelve Rajoy y nos remata con el “patrimonio”.
La lotería, símbolo de la fortuna, tampoco se libra ya en este tiempo de las garras del poder, que si lloviera ahora el maná, intentarían gravarnos con el IVA a lo que el cielo nos regalara.
Cuando viene la parca, la Agencia Tributaria le revisa el bolsillo al difunto aun caliente y los deudos se quedan en el duelo, de negro pero sin blanca, mediante ese eufemismo de las “transmisiones y sucesiones”.
Ojalá que por las tierras de Vivar, en algún pupitre de cualquier aldea, estudie las letras un nuevo Cid Campeador que nos redima de esta banda de crápulas y nos restituya el diezmo que se practica entre los buenos y piadosos creyentes musulmanes, según las enseñanzas del Corán y de cualquier libro decente.

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