junio 22, 2014

Café Miranda - Suizo.

Aquí en El Escorial todo es de granito, fachadas muros, pretiles y solados, incluidos los adoquines de las calzadas.
La piedra esta desbastada en los sillares, abujardada en dinteles y jambas y apomazado en las losas del pavimento, ahora ardiente en la lonja.

El Monasterio se ve solemne y proporcionado, austero también, me hace pensar en los últimos años de arquitectura frívola y disforme, que afea las calles por las que nos movemos, materiales malos y formas extravagantes de mentes mistificadas y con afán de descollar.
El granito del Monasterio es duradero, intemporal, como el monte de Abantos que lo contempla desde el día de su construcción hace ya mas de cuatrocientos veranos.
Decía Unamuno que Gredos era el corazón de España, el corazón de piedra que constituye el sistema central, cuarzo feldespato y mica, vísceras de una tierra dura y llena de sierras sobre las que nieva en invierno, “esta noche esta nevando, sobre los montes de España”.

Hoy el Monarca acaba de firmar el fin de su reinado, que coincidencia que aquí mismo en este “Café Miranda-Suizo” de hermosos sillares labrados, escuché por primera vez un sonoro VIVA EL REY!!!!.....a los dos días de morir Franco, en una tarde ventosa y destemplada de final de noviembre, recién juramentado el que ahora abdica.
Yo no se ya cuantas jornadas históricas llevo vividas, que la chusma que nos gobierna insiste una y otra vez en que todo es histórico, falso de toda falsedad, pues todo lo olvidamos pronto, que sus actos son leves, vulgares, como de diario.
Hoy y mañana si merecerán un párrafo en los libros de los colegios, un rey que se va, otro que se corona, dos nombres añadidos a la larguísima lista de los reyes godos, visigodos, trastámaras áustrias, borbones......
Me viene al magín el Panteón Real, apenas a unos metros de donde esto escribo, con su lúgubre pudridero quizá ya con un puesto para el recién abdicado, en crítico estado de salud.
Allí le esperan los parientes, muchos de ellos indignos, otros manifiestamente mejorables, que solo de pensarlo debería yo hacerme de la fe republicana, claro que pensando en nuestras repúblicas......debería yo hacerme ácrata.
Así rodeados de granito se van pasando los días, los años y los siglos, que ya los dólmenes eran aquí de este material, los “toros de Guisando” y “la bicha de Balazote”.

También de granito las sucursales de los bancos, aunque estas últimas de losas pulidas y brillantes, feas y sin categoría, quizá por eso han dado tan mal juego, que de haberse construido de verdugones, mas honrados hubieran sido con seguridad.
Fue un nuevo paso por El Escorial, uno mas que trae a la memoria muchos otros, añorado y siempre presente, desde este Cádiz de piedra ostionera con sabor a agua salada, de fandanguillos y palmas, lejos del canto gregoriano de los monjes Jerónimos de la Castilla seria y eterna.




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