Debe ser una desgracia, pienso yo, nacer medusa.
Desde niño las recuerdo en el Cantábrico, como un globito que flota en las olas, con unos tentáculos largos que laceran a los que se bañan, sin motivo ni provecho, de forma gratuita.
Mi amigo José sacó una con el remo y reventó en la barca, gritaba como un energúmeno y a todo correr lo llevaron a casa y lo bañaron en amoniaco, es lo que recuerdo vagamente de mi primer encuentro con las medusas.
Desde entonces he sido cauto con ellas, en especial con las del globito violáceo, a las que los ingleses llaman “Portuguese man o' war”, nombre absurdo como todo en esta especie animal.
Digo especie, pues hay muchísimas clases de medusas, algunas gigantes, otras pequeñitas, de colores diversos, pero todas letales.
En verdad es que son bichos sin ojos ni cerebro, un poco como los calamares, de la misma materia gelatinosa, pero ni tinta tienen.
Además a nadie se le ocurre comer una medusa a la plancha, o con arroz, menos aun al espeto.
Pienso en la creación y no se me ocurre al Padre creando a las medusas, para fastidiar a los bañistas, no me cuadra.
He oído que se las comen los atunes, también los peces globo, ojalá sea verdad que tengan alguna utilidad.
Somos egoístas, aunque ahora respetamos la naturaleza, pero a las medusas???? las odiamos.
He visto a niños que las sacan con la palita, o con el cubo, para aplastarlas sin compasión y enterrarlas en la arena.
La medusa es ser temeroso y despreciable, no como los bulliciosos chanquetes o las plateadas sardinas, que decir de las lubinas o las doradas, incluso los besugos son simpáticos y no pican.
Quizá, aunque no lo mencione el Génesis, fue creado el animalejo cuando Adán mordió la manzana y nos fastidio a todos.
"Ganaras el pan con el sudor de tu frente", dijo el Creador y una vez sudado, cundo te sumerjas en las frescas olas, te atacaran las medusas que acabo de inventar.
Con el estado del bienestar los hijos de Eva van una semana a la playa, sueño de los tediosos meses de invierno, montan la sombrilla, acarrean las sillas, la nevera y los artefactos de los niños, extienden las toallas y cuando al fin se disponen a zambullirse en las turbias aguas contaminadas por las depuradoras, horror!!!! hay medusas!!!!!
Las de esta parte del Mediterráneo, son pequeñitas y marrones, de tentáculos cortos y traicioneros, deambulan entre dos aguas y hay tantas que pretender su exterminio es tarea imposible, además se corre el riesgo de que los agentes del "SEPRONA" te levanten un expediente sancionador, por aquello del ecosistema, que incluso tan odiados bichos deben tener supongo, su función en este mundo donde también hay inspectores de hacienda, políticos, estafadores y toda clase de caballeros de industria.
Así que hagamos votos para que tan nefasto animalejo, no nos amargue el descanso, libres los niños de ronchas dolorosas, libres también las orillas llenas de ciudadanos temerosos, que bastante sufrimiento nos dejó ya el invierno.
Desde niño las recuerdo en el Cantábrico, como un globito que flota en las olas, con unos tentáculos largos que laceran a los que se bañan, sin motivo ni provecho, de forma gratuita.
Mi amigo José sacó una con el remo y reventó en la barca, gritaba como un energúmeno y a todo correr lo llevaron a casa y lo bañaron en amoniaco, es lo que recuerdo vagamente de mi primer encuentro con las medusas.
Desde entonces he sido cauto con ellas, en especial con las del globito violáceo, a las que los ingleses llaman “Portuguese man o' war”, nombre absurdo como todo en esta especie animal.
Digo especie, pues hay muchísimas clases de medusas, algunas gigantes, otras pequeñitas, de colores diversos, pero todas letales.
En verdad es que son bichos sin ojos ni cerebro, un poco como los calamares, de la misma materia gelatinosa, pero ni tinta tienen.
Además a nadie se le ocurre comer una medusa a la plancha, o con arroz, menos aun al espeto.
Pienso en la creación y no se me ocurre al Padre creando a las medusas, para fastidiar a los bañistas, no me cuadra.
He oído que se las comen los atunes, también los peces globo, ojalá sea verdad que tengan alguna utilidad.
Somos egoístas, aunque ahora respetamos la naturaleza, pero a las medusas???? las odiamos.
He visto a niños que las sacan con la palita, o con el cubo, para aplastarlas sin compasión y enterrarlas en la arena.
La medusa es ser temeroso y despreciable, no como los bulliciosos chanquetes o las plateadas sardinas, que decir de las lubinas o las doradas, incluso los besugos son simpáticos y no pican.
Quizá, aunque no lo mencione el Génesis, fue creado el animalejo cuando Adán mordió la manzana y nos fastidio a todos.
"Ganaras el pan con el sudor de tu frente", dijo el Creador y una vez sudado, cundo te sumerjas en las frescas olas, te atacaran las medusas que acabo de inventar.
Con el estado del bienestar los hijos de Eva van una semana a la playa, sueño de los tediosos meses de invierno, montan la sombrilla, acarrean las sillas, la nevera y los artefactos de los niños, extienden las toallas y cuando al fin se disponen a zambullirse en las turbias aguas contaminadas por las depuradoras, horror!!!! hay medusas!!!!!
Las de esta parte del Mediterráneo, son pequeñitas y marrones, de tentáculos cortos y traicioneros, deambulan entre dos aguas y hay tantas que pretender su exterminio es tarea imposible, además se corre el riesgo de que los agentes del "SEPRONA" te levanten un expediente sancionador, por aquello del ecosistema, que incluso tan odiados bichos deben tener supongo, su función en este mundo donde también hay inspectores de hacienda, políticos, estafadores y toda clase de caballeros de industria.
Así que hagamos votos para que tan nefasto animalejo, no nos amargue el descanso, libres los niños de ronchas dolorosas, libres también las orillas llenas de ciudadanos temerosos, que bastante sufrimiento nos dejó ya el invierno.
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