La moto es una maquina mágica, posiblemente el mejor invento de la revolución industrial, seguido de cerca por la cafetera exprés.
Recuerdo la primera vez que le di al puño a una Velosolex con once años, mi vida cambió, debe ser como el primer pico de heroína que afortunadamente nunca conocí, hay cosas que envenenan para siempre con solo rozarlas.
Tantas motos, la primera, una Derbi de 49cc, tres velocidades, dos tiempos y la libertad de ir y venir, la potencia en la mano derecha, el abrazo tumbados juntos en las curvas, el amor adolescente.
Con unas simples gafas de sol y la motito, que escapadas a Zarauz a ver un amor platónico, o a Biarritz a escuchar el ultimo disco de los Beatles, o subir al Jaizquibel para luego bajar sin motor a velocidades de vértigo para un niño.
Las primeras caídas con aparatosas heridas.....el precio de la pasión.
Ya de adulto el coche no es sino un remedo que me aprisiona y que hay que aparcar, hay atascos y se renueva la antigua pasión, moto grande y azul, cuatro tiempos y 600cc, esto es vida.
Recuerdo los primeros viajes ya con casco y vaqueros, Granada, Málaga.
La ciudad es diferente sentado en una BMW bóxer, se ven las fachadas y se huelen los bares al pasar, se siente el frío y el calor, es un constante eslalon entre los torpes coches, siempre el primero en los semáforos, la urbe recuperada.
Mas tarde, mas motos, una tras otra, cada vez mas potentes, mas sofisticadas y mas seguras, también yo voy siendo mas seguro aunque menos potente y menos sofisticado.
A excepción de dos Suzukis que recuerdo como dos absurdas aventuras, siempre el ruido del bicilíndrico sin agua, es ya como una antigua canción de cuna.
Mas adelante, Paris, Londres o Ginebra, siempre solo, siempre abrazado al deposito, horas y horas en ese cabalgar moderno.
Ahora recorremos el mapa de Cadiz, Harleys, Hondas, incluso una Morini, cada uno tiene su querencia pero todos coincidimos en que las curvas se deben tomar tumbando, no sentados en una butaca agarrado a un volante, tras un cristal.
Pasiones que duran una vida, para algunos, hasta acabar con ella, pero como seria la vida sin pasiones? la vida sin algo de riesgo?.
Hay una frase creo que en alguno de los evangelios, que dice textualmente.
“ Quien quiera salvar su vida la perderá”.
Pues eso y............. ráfagas
que bonito... mandaselo a pedrosa
ResponderEliminar