febrero 08, 2012

Dick, el americano.


Aunque hubo algunos norteamericanos por aquí en los sesentas, fueron retornando a los USA a medida que la peseta subía de valor respecto al dólar, que a esto obedece la trashumancia de los hombres, por los “taxes”. Vamos donde nos dan mas, por menos.
Era tal la baratura de Andalucía en aquel tiempo, que se cuenta que un hacendado llamado Biddel, mandó construir su casa al afamado entonces arquitecto Javier Carvajal, meses después cuando la obra estaba ya encaramada sobre su estructura, Mr. Biddel vino a inspeccionarla y se quedo aterrorizado ante el tamaño, había entendido la dimensión en pies cuadrados y se encontró con metros cuadrados, el precio era tan barato.
He conocido e incluso trabajado sobre la casa y tiene mas de tres mil metros cuadrados de superficie, en una sola planta.........que locura.
He aquí que en el año 1.997 y tras las varias devaluaciones de “Felipe Gonzalez”, aparecieron algunos de esa gran nación, huyendo muchos de los impuestos, otros de sus vidas ya gastadas.
Dick, procedía de Minnesota, adonde crió caballos de carreras y algunos niños de su primer matrimonio.
Aquí vino con una mas joven, segunda o quizá tercera esposa, que nunca se pregunta a un cliente sobre los amoríos pasados.
Lo que más recuerdo es su frase al poco de conocerle, “Emilio your country is so beautiful, and the wine its so cheap”.
Paso buenos años, gastando sus dólares en toda clase de francachelas y parties, muchos de ellos en su casa, memorables los del cuatro de julio, ellos son patriotas y lo celebran donde se encuentren.
Finalmente como sucede con todos los mayores, enfermó, aunque su carácter continuó siendo alegre y afable, horas en internet ya en las postrimerías, al fin un día descansó de tanto ajetreo.
Con motivo de la venta de su casa, he estado hoy tomando unos datos de la obra, al tiempo he rememorado los muebles de teca característicos, las fotos de antepasados vestidos para las múltiples guerras, sus libros de autores americanos, Yack Kerouak, Gregory Corso y varios de esos de la “generación beat”, grandes tomos de fotos de casas de campo en las praderas, muchos de recorridos de golf, otra de sus pasiones.
Su ordenador mudo en su pequeña oficina, con un escritorio lleno de esos objetos íntimos e inexplicables que el arrastró para que le acompañaran, como a veces  todos hacemos a imitación del caracol y su conocido rastro.
Estaba escuchando ahora música de "Aaron Copland" y me ha vuelto a la memoria, el y su entrañable casa azul pálido.
Dick era conocedor de la música, pienso que de todos los placeres de la vida, así que le gustará este mi recuerdo entre los sones de "Appalachian Spring" y una redonda copa de tinto que tanto apreció en estos fríos de febrero, sentado frente a la chimenea de su casa, ante las llamas de un centenario tronco de alcornoque.

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