noviembre 01, 2012

Noviembre.


Es este un mes algo tétrico, empezando por el primer día, el de los difuntos.
La naturaleza ya cumplido el ciclo anual, muere por todas sus vertientes, las hojas muertas de los arboles, cuelgan amarillentas hasta que cualquier ráfaga las mezcle con la tierra, los animales viejos con los fríos se aletargan y se entregan dulcemente a su acabamiento, entre los humanos, también noviembre es tiempo de gran mortandad, cada jornada viene con menos luz y menos calor, ambos fuentes de la vida.
Ni tan siquiera la perspectiva de una cercana Navidad y año nuevo, después de tantos para los mayores, se antoja pueril y sin aliciente, es tiempo de abandonarse y dejar de luchar, que vivir es muy cansado y monótono las mas de las veces.
Todos tenemos difuntos, unos difuntos que son como de otra película, en la nuestra todavía la idea de la vida es fuerte y la muerte solo una nebulosa a la que no miramos con atención, así es la biología, fuerte y positiva.
Los difuntos son ya para muchos de nosotros, quienes nos procrearon, la fuente directa  de nuestra vida, que decir de nuestros abuelos y tatarabuelos, a los que hemos conocido y son solo imágenes y vagos sonidos, solo raíces profundas que nos sustentan.
Hay muchos otros difuntos, miles........ a los que no identificamos como del club de noviembre, pienso en Napoleon o Bach, Cervantes y el Papa Borgia, son hombres de papel de libro, que pareciera que nunca vivieron pues nunca los vimos moverse o gesticular, son cromos impresos, en la modernidad entradas en Wikipedia.
Otros muchísimos millones de millones que desaparecieron sin dejar memoria ni fama de sus esfuerzos y creaciones, legión de anónimos que han ido mejorando el mundo poco a poco.
Otra categoría son los niños....... que se iban al limbo, millones de angelitos sonrosados cuya vida breve nos deja llenos de preguntas airadas sin posible contestación.
Los cementerios, ya en decadencia, son los terrenos dedicados a la huella de los desaparecidos, con sus lapidas blancas o grises, de letras doradas, esculturas hieráticas para los mas pudientes, fotos descoloridas y ajadas para la mayoría, sonrisas que se quedaron heladas entre el granito y el marmol.
Ahora las cenizas de los fenecidos, se recuerdan al ver el mar donde fueron arrojadas, o el bosque en que se esparcieron, parece esto panteísta y mas natural que los camposantos.
Recuerdo el cementerio civil de Aravaca, donde ponían a los descreídos y también a los suicidas, a los ateos recalcitrantes o a los musulmanes fallecidos en transito, son sitios incluso mas desesperanzados y sin vida, si es que cabe.
De críos, las tumbas son sitios de mucho miedo, de terror al anochecer, aunque con los años se ve que da mas miedo un vivo que uno que paso al mas allá.
Bueno pues hoy primero de noviembre, no era para estar de risas, ya vendrán tiempos mas alegres cuando en abril todo reverdece, atrás quedará la hermandad de los ya cumplidos, que con nosotros los ahora vivos, se alegrarán del renacimiento y la nueva plenitud del misterio de la vida.     
  

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