Acabo de informarme de que el verano empieza mañana día 21 de junio a las 07h 04min.
Esto lo he sabido gracias a la Ministra Ana Pastor, pues en su ministerio hay una covachuela llamada “Instituto Geográfico y Catastral”.
Ignoro si en el Estado de las Autonomías de que disfrutamos, existen otras covachuelas para calcular la llegada del estío en Andalucía, o en Asturias o en el Estat Catalá, incluso en Ceuta y en las Chafarinas, supongo que si las habrá pues que todos se apuntan a multiplicar las covachuelas donde ir un rato por la mañana, entre café y café.
Los españolitos vivimos abrumados a lo largo del año, esta no es una tierra amable, acostumbramos a decir “ya vendrá el verano” como anuncio de un tiempo de abundancia y placer.
Lo único que vamos a notar este año es menos calor, según dicen los meteorólogos, pues la faltriquera seguirá igual de vacía, que nos la merma el ministro Montoro para alimentar a los de las covachuelas, que toman cafe a las mañanas.
El verano antiguo se anunciaba por las golondrinas chillando al atardecer por las calles de los barrios, la luz se hace mas cálida y se ven muchas mas moscas y bichillos de todas las especies.
Mas gente en las calles, tomando la fresca, que las casas se recalientan y al atardecer se abren los balcones y se van los parados a pasear.
Los veranos antiguos eran según recuerdo, de mas carácter.
Se cambiaba el horario de las tiendas, para evitar el sol del centro del día, aparecían toldos ocres descoloridos, por todas partes, que se desplegaban con una barra que hacia girar el rollo hasta ocultar bajo su protección escaparates y ventanas.
Algunas calles también se cubrían con lonas entre las fachadas, todo por evitar el calentón.
En estos días las familias pudientes huían al norte fresco, con los niños, como las aves, tiempo ha habido en que iban los tordas de ellos a Miami o a Santo Domingo, el caso era gastar.
Las escasas vacaciones se pasan ahora en el este y en el sur, donde seguro que el sol estará presente a diario para poder vestirse con camiseta y chanclas.
El verano en Madrid era una delicia, de ciudad solitaria y recuperada, sin trafico y sin prisa, para saborearla desde la moto en las noches tibias y silenciosas.
Menos mal que media Europa vendrá presta a ver al “Astro Rey” en su plenitud, lo que nos dará trabajo y algo de actividad, desde hace ya mucho es nuestra industria aunque nos neguemos a reconocerlo.
La vida sin el temple del sol no es vida, tenemos la suerte de haber nacido en esta portentosa península, tierra bendita donde el sol nos regala sus dones y maduran las viñas y los naranjos, los olivos y los limoneros.
Volveremos al invierno, a Urdangarin la Infanta y la “prima de riesgo”, pero por ahora, mejor contemplar los atardeceres interminables y aspirar el fresco de la noche, no hay mucho mas.
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