junio 29, 2013

La crisis y el Monopoly.


Acabo de tener un “flash” que me ha descubierto la clave de los sucesos económicos que atribulan a España, después de mucho meditar sobre lo ocurrido, de leer muchas opiniones e informes y de intentar explicar este marasmo que nos atenaza.
La verdad, es difícil de aprehender por ser compleja y poliedrica, así que a veces la intuición es la única forma de acercarse a ella, ocurre igual con la fe, se obtiene en forma de revelación.
He estado un rato redondeando mi teoría para ponerla, negro sobre blanco, por medio de este post.
Meditaba sobre el Monopoly, ese juego de mesa que despierta la ambición y mezcla riesgos e hipotecas, juego que los niños patrios han practicado desde hace cincuenta años, generación tras generación.

Los fajos de billetes en la mano tensa, mientras los dados marcan el numero mágico que nos hace caer en la casilla de “Calle de Bravo Murillo” que nos apresuramos a comprar.
En diferentes rondas miramos con ansiedad la forma de completar el trío de calles con franja azulada, Glorieta de los Cuatro caminos y Avenida de Reina Victoria.
Es la hora de comprar casas, pequeñas y rojas, los otros jugadores caen en nuestras promociones y pagan de forma inmediata, mas dinero en la caja y mas calles y mas casas y.........
Algún niño desviado compra como a escondidas la Estación de Atocha, los echados a perder compran el Canal de Isabel II.
Pienso que con esas mañas se nos metió a todos el espíritu de acaparar, de llenar todo de casas y de vivir a crédito en un juego maldito cuyo final era tras largas tardes de lluvia, la ruina de todos los niños excepto de uno que amasa todos los billetes con una sonrisa maliciosa mientras los demás tras angustias y sinsabores, quedan fuera de la mesa ,la vida misma.
Hay algunos matices que hacen la realidad mas menguada, en el juego al pasar por la salida, te dan dinero, en la España de Montoro, te lo quitan ahora, al pasar por el solsticio de verano.
Tirar los dados es actividad gratuita, mientras que en la calle, toda acción esta gravada con un 21% de IVA.
Algo muy similar a la realidad es “la cárcel”, el niño que cae en esa casilla no puede ni tirar los dados aunque el reglamento del juego, literalmente reza:

Mientras el jugador está en la cárcel, todavía puede comprar y vender propiedades y edificios, y cobrar los alquileres”.

La terrible conclusión del juego se enuncia también en el folleto que viene en la caja:

“Un jugador se declara en quiebra, y por lo tanto eliminado del juego, si no puede pagar lo que debe”.
El ganador es el jugador que quede después de que todos los demás se declaren en quiebra.
En los países avanzados debería prohibirse ese juego insano, que moldea el tierno cerebelo de los adolescentes, transformandolos en potenciales personajes como El Pocero, con sueños de ser el dueño de MARTINSA o de Sacyr-Vallehermoso o de ENDESA, así nos ha ido........
Debería el ministro Vert, incluir en su reforma educativa, la reintroducción de juegos como la peonza y la taba, las chapas y el taco, para volver a una España hacendosa y modesta, lejos los sueños de amasar propiedades y de ver con satisfacción, como nuestro prójimo se retira esquilmado mientras mira, nostálgico, los billetes sobados de otras tardes lluviosas. 

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