Son ya unos pocos de años, una vida casi, cuando aparcaba temprano a la mañana como siempre en prohibido, en el lateral de la Castellana frente al Ministerio de Información y Turismo, hoy de Defensa.
Me encaminaba yo a mi "destino", en término de mi abuelo Jose Maria, así que mientras saltaba el bordillo con mi viejo beetle, lo escuché en la voz de Arias Navarro, entre sollozos......
Españoles, Franco ha muerto!!!
No me gusto el lloriqueo, no es propio de quien encabeza el estado, pero bueno el caso es que era gran acontecimiento, era como un padre para todos nosotros.
Era yo muy joven aunque ya licenciado y con trabajo matutino, sentí la orfandad aunque no recuerdo, sentimiento de preocupación alguna.
Habían sido ya meses de agonía y tras varias operaciones, escuchábamos el parte medico a diario, de una vida que se apagaba como una vela, en este caso un gran cirio pascual.
No recuerdo el resto del día, supongo que atendí a mis menesteres, eso si escuchando las nuevas horarias de Radio Nacional.
A la noche, tras la cena, vi en las noticias que la capilla ardiente en el Palacio de El Pardo, estaba siendo visitada por mucha gente.
He sido yo siempre muy de callejear y ver las cosas al natural, así que le espeté a mi hermano, entonces casi un niño.....vamos?
En menos de lo que se lee esto estábamos camino de la Puerta de Hierro a la luz amarillenta de los faros, saliéndonos por la carretera del monte del Pardo, hasta llegar al poco frente a la verja del palacio.
Frío intenso, en el pueblo una tasca abierta con grupos en la puerta a la luz de una farola, aparcamos y nos encaminamos a ver al fenecido.
Justo al ir a traspasar el umbral. la guardia del sitio nos cierra la verja, serian ya mas de las dos.
Sin gran pesar, volvemos a un Madrid desierto y oscuro que es el Madrid que yo conocí y que añoro.
Al día siguiente, ya el féretro en el Palacio de Oriente, se forman grandes colas de multitudes que quieren ver al Caudillo por ultima vez.
Recuerdo haberlas visto, varias colas, una por la Calle Mayor que tuerce a Bailen, otra desde Arenal cruzando la plaza, otra que sube desde la Plaza de España.
Un día mas pasa y el entierro matutino, muy estoico, en un Pegaso del ejercito camino de la sierra, televisión de colores casi por primera vez.
Luego otra mañana , la coronación del Rey en las cortes, que cierto es eso de que “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”.
Y vaya bollo que se pillo el monarca, que dio hasta para los yernos, cosas de la vida.
El caso es que esto es lo que yo viví, sin que haya vuelto a preocuparme de Franco ni de los franquistas, al contrario de estos que andan ya cuarenta años de reproches y lamentaciones, quitando estatuas para poner otras, placas de calles para poner las de sus muertos.
No se si dentro de otros cuarenta años seguirán con la matraca del 20 de noviembre, le dicen 20N, que hay mucho resentido de que sus padres no ganaran la guerra, nada mas desabrido que padecer una guerra y encima perderla.
Bueno pues no escribiré ya mas de este recuerdo ultimo de quien sin duda pasará a la historia, como héroe o como villano, para envidia de esta cantidad de menguados que claman y manotean para vencer a un cadáver, ya polvo uniformado, bajo la gran losa de granito en el Valle de los Caídos.
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