noviembre 01, 2015

Los Fieles Difuntos.

Esta noche cálida, ya del uno de noviembre, es la de los difuntos, la de los “fieles difuntos”.
Es una forma suave de mencionar a los muertos, también se dice fenecidos y fallecidos, o ausentes e incluso finados....hasta la Iglesia le ha rebautizado como " festividad de todos los santos", parece que el vocablo muerte quisiéramos eliminarlo del vocabulario.

El caso es que todos, menos los niños, inconscientes ellos, tenemos muchos a quien recordar, padres, abuelos y tatarabuelos, primos, tíos....eso solo de parientes, luego los personajes que han sido telón de fondo de nuestras vidas, Franco, Don Juan, Calvo Sotelo, Suarez y Polanco, Don Emilio y Ferrer Salat, junto a Mendoza, estos últimos muertos en la coyunda dicen las malas lenguas, que debe ser muerte dulce y cachonda.
La guadaña de la parca se lleva igual a famosos que a míseros, guapos y feos, pobres y ricos.
El caso es que deberíamos hoy rezar una oración mirando al mas allá, recordando a todos ellos, con una sonrisa de comprensión y simpatía, que todos somos pecadores.
Luego están esos otros muertos que no consideramos, mas antiguos y que no son conocidos nuestros ni parientes, Napoleón, Fernando VII y Godoy, mas antiguos si cabe, Boabdil el llorón y los Reyes Católicos, el Gran Capitán... todavía mas pretéritos, Alejandro o Genghis Kan, Sócrates y Pitágoras junto a Pericles, los emperadores romanos y los caudillos hispanos, como Viriato.
Cuantos cromañones y neandertales, además de australopitecus, que deambularon por estos mismos prados mirando estas mismas estrellas, recordando a sus queridos ancestros vestidos de pieles, que empuñan el hacha de silex.
Tantos difuntos que para nosotros son historia ya desvahida, pero que fueron seres, que padecieron frío y calor, infelicidad y éxtasis, pobreza y plenitud.
Se me olvidan esos otros sin historia, los millones de indios de América antes de Colon, que los puso en los libros, multitudes de chinos, en todas esas dinastías milenarias, los esquimales durante siglos cazando focas en los hielos antiguos, para que seguir recordando.
El caso es que el día de los difuntos me parece mejor que ese pueril Halloween de niños disfrazados pidiendo caramelos, que tratan de asustar a los vivos.
Nunca me dieron miedo los muertos, que prefiero a Tutankamón momificado que al ministro Rato vivo y vendiéndome algo, los muertos nos contemplan, con sus ojos vidriados, mientras se compadecen de nosotros, los vivos.
Noche para encomendarnos a tantos que nos precedieron, algunos santos, muchos desastrosos, pronto seremos también nosotros de la legión de espíritus que dejaron su rastro sobre la tierra.
Así pues, rezaré una plegaria por todos los difuntos, negros chinos indios y blancos, malos y buenos, jóvenes y viejos, famosos y anónimos que todos ellos vivieron y se esforzaron en esta carrera de fondo que es la existencia.




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