mayo 31, 2014

Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas……..

Pues antes, cuando alguien iba a Barajas, ya se sabia que había viaje lejos, volando, que era Barajas poblachón insignificante y sin atractivo alguno para visitarlo.
El pueblo con los años y la aglomeración en que se ha convertido Madrid, ha crecido mucho, así que ya hay gente que va a Barajas a dormir o a algún centro comercial u oficina, con lo que paso a ser Aeropuerto de Barajas, cosa sensata.

Tengo yo un primo que vive ahí, claro que es piloto y le resulta cómodo tener el avión cerca.
Así pues hace años que se dice Aeropuerto de Madrid Barajas, que si a uno de Boston le dicen que hay avión a Barajas, se queda mosqueado, esto fue razonable y es ya nombre antiguo....Madrid Barajas.
A raíz de la muerte de Suárez, a no se quien, pero bien lerdo, se le ha ocurrido llamarle Aeropuerto “Adolfo Suárez Madrid Barajas”, con lo que el de Boston vuelve a estar perplejo, que se le importa un bledo saber quien era Suárez y lo pronuncia mal.

Es producto de una mente menguada el hacer estas cosas, inútiles y costosas, que dan lugar con los años a agravios, que quizá el rojerio reclame pronto que sea “Dolores Ibarruri La Pasionaria Madrid Barajas” y así  hasta algún "friki" que prefiera "Aeropuerto Manolo Escobar Madrid Barajas", que la estación de Málaga se llama “Malaga María Zambrano”, que yo lo escucho con enfado desde hace años, aunque casi nadie la lee ya y los viajeros arrastrando las maletas se preguntan quien será esa.
Son actos arbitrarios y exasperantes.
Ya D. Adolfo tenia varias calles, supongo que una en su pueblo, Cebreros, tendrá alguna mas, aunque solo los vecinos y los taxistas saben de su existencia.
Mientras “el Cid” tiene una calle pequeñita cerca de Recoletos, después de lo de Santa Gadea, la conquista de Valencia y su poema aclamado por generaciones, así es la vida.

Como la estulticia se extiende a modo de plaga bíblica, supongo que veremos pronto cosas como “Museo del Prado Ana Botella”, también “Estación de Madrid Atocha Enrique tierno Galván”, el caso es gastar saliva y confundir.
Los sitios sencillos son producto de la tradición y no deberían ser contaminados con prohombres que se desvanecerán rápido en la memoria. Se dice Las Ventas y todos sabemos que hay toros, Salamanca y es el barrio que hizo el Marques, Chamartín para trenes, El Prat también para volar, simple todo y sin contaminación de personajes que nada añaden.

Me gustaría conocer a quien tuvo la idea de lo de Barajas, debe ser un torda, que junto a otros de su especie nos han traído a esta situación de quiebra y confusión que padecemos.

mayo 24, 2014

Copa de Europa.

Es casi como la víspera de Reyes, pero para los mayores.....mañana es el gran día y todos ahora cenan y beben alborozados.
Muchos vestidos con las camisetas del equipo, gorros y bufandas, sonrisas bobaliconas y frases inconexas, que pareciera que les vaya a tocar la lotería, así es de liviano el ser humano, que se ilusiona con nada, pero necesita ilusionarse.
La vida seria tediosa sin estas pequeñas adicciones, la del fútbol es una de ellas, muy extendida en este tiempo.

Poco jugaba yo de niño a este juego, pues que éramos tantos niños que no se cabía en los dos patios que tenia el colegio, sobre la Calle Joaquín Costa ambos, así que era mas popular el balonmano, inducido por los curas, campo pequeño, pelota pequeña.....aunque no sospechábamos entonces de la existencia futura de Urdangarín, que popularizo años mas tarde este y otros juegos, no todos de pelota.
Mi costumbre pues era jugar con las manos, que no con los pies, cosa impropia para un niño de los cincuenta.
Lo que si hacían los niños era cambiar cromos de fornidos delanteros, para completar el álbum, otros coleccionábamos cromos de animales o de coches.

En los veranos, con marea baja, sobre la arena endurecida y húmeda, grandes partidos.
Las rayas se dibujan con un palo, con su área y fueras de banda, porterías de montones de jerseys a modo de postes, que en el norte se iba con jersey a la playa.
Mis primos juegan bien, además son todos del Real Madrid, saben regatear y pasan con precisión.
Los balonazos en el cuerpo son dolorosos, con ese balón de plástico con arenilla pegada, en la cara son casi mortales para un infante de pocos años.
A los pequeños nos ponen de defensas, para que no molestemos, mi tío Antonio, con un pito de verdad dirige el encuentro, a cinco goles....después a bañarse.
Uno de mis primos, en el equipo contrario, avanza con rapidez por el extremo, dribla a dos niños de Bilbao y se la pasa a Gonzalo, quien chuta con fuerza, el balón viene a mi cara y el instinto me hace poner las manos...PENALTY!!!!......gritan los contrarios, los de mi equipo me llaman marica y yo avergonzado, hago firme propósito de no jugar nunca mas a eso.
He pasado años indiferente a la liga, los entrenadores, las lesiones y los fichajes.
He contemplado de joven, en las tardes de domingo, a mi padre viendo partidos, que ni a el le interesaban, Levante 2 Las Palmas 1, a veces adormecido.
La perversión es que ahora se habla, todos hablan, los jugadores con sus peinados, los entrenadores con sus monos llenos de carteles, los periodistas....horas y horas de cosa tan falta de interés, que jugar tiene un pase, para el que le guste, pero no veo yo la gracia a tanta charla sobre cosa tan banal.

Así pues mañana será el delirio, que si se apareciera la Virgen de Fátima no iría nadie a verla y tampoco saldría en las noticias.
Uno de los dos grupos irá a La Cibeles o a Neptuno el otro, costumbre muy reciente que debe tener perplejos a ambos seres de la mitología, dando saltitos abrazados, saturados de alcohol muchos, con una excitación que se ha venido alimentando en las ultimas semanas, ya para el miércoles, poco quedará de todo y comenzara la vigilia para el Mundial, o para la Eurocopa o la Copa del Rey o la Supercopa, que esto es el cuento de nunca acabar.
También yo veré el partido, que remedio, no quiero aparentar ser extraño.
Reconozco que hay jugadas bonitas y es emocionante a veces, aunque luego mis labios estarán sellados y no escuchare ni una palabra de unos ni de otros.
Ojalá gane el Atlético!!! el “Cholo” me cae bien y habla poco.


mayo 19, 2014

Los REOS del Capitán Montenegro.

Ahora ya no hay servicio militar, que los americanos nos defienden y aquí nos quedamos con un pequeño ejercito profesional, que sumado a los de todos los países de la UE, hacen un apaño, aunque los portaaviones los tiene Obama, vamos como el primo de Zumosol.
Yo no digo que sea bueno o malo, el tiempo lo dirá, además parece que en Europa ya no habrá mas guerras, afortunadamente, que ya nos zurramos durante siglos y ahora con las Erasmus, seria absurdo, que todos somos hermanos y de las mismas teorías y formas de vivir.
Yo si serví en mi tiempo, tras la instrucción, como alférez de ingenieros, en el regimiento de instrucción de Cáceres.

Cáceres por aquella época era ciudad recoleta y pequeña de costumbres ordenadas, tanto que el obispo ordenaba la separación en las piscinas de machos y hembras, por aquello de las tentaciones, además la piscina era del obispado así que..............el que el que paga manda.
Muchas cosas eran así, extrañas y arcaicas aunque todo entonaba en aquel singular barrio antiguo, con su Gobierno Militar en la Torre de la Cigüeñas, la casa de los Obando, la Iglesia de los Jesuitas, tantas trazas de una historia ya olvidada, a no ser por aquellas huellas rotundas de piedra ocre, incluida su muralla abierta solo por el Arco de la Estrella, que daba entrada a la ciudad moderna del siglo XIX, que tampoco era Manhattan.
Nunca he sido disciplinado, ni me gusta la jerarquía, por lo que hubiera sido mejor guerrillero que miembro de la milicia, pero hubo que adaptarse y me camuflé de alférez discreto y sonriente.
Había muchas cosas absurdas, heredadas por generaciones de oficiales rutinarios y provincianos, mas pendientes del trienio y la botella de vino que de la táctica y la estrategia, no obstante, como todo lo vivido, las recuerdo con cariño e indulgencia, que tampoco soy yo Bonaparte para criticar al Instituto Armado, tan glorioso y venerado por todo español de bien.
Todo lo anterior es para relatar algo que me viene al magín esta noche, se trata del Capitán Montenegro y sus REOS.
Para los no iniciados, aclaro que los REOS son unos camiones americanos de gran motor y aspecto de guerra mundial, heredados por España como parte de los acuerdos de ayuda militar americana, a cambio de Torrejón y Rota y algunas otras cosas.
Los camiones eran ya viejos en mi época, de segunda guerra se diría, que muchos pudieron rodar en Corea o en Vietnam.
Montenegro era el capitán de la compañía de transportes, con cerca de quince camiones, aparcados siempre en el patio del Cuartel de la Infanta Isabel.

En las tediosas noches de guardia, los centinelas se relevaban de forma sistemática, cada dos horas, dando las novedades en el cuerpo de guardia.
Sin novedad mi alférez!!! y se iban a la litera hasta el próximo plantón.
Entre ellos, el de la lata con agua, situada en el centro del patio.
Sabido es de la crudeza de las noches invernales en la piel de toro, por lo que  como precaución, en caso de helada, un centinela observaba la lata y caso de congelación, daba el parte y el oficial al cargo, ordenaba el encendido de los motores de todos los camiones, para evitar la rotura de algún manguito, peor aun la fisura de un bloque motor, que Extremadura es como dice su nombre tierra de extremos.

Lo recuerdo con una sonrisa, pobres soldados noche tras noche mirando la lata, mientras el capitán Montenegro dormía la mona, que yo lo veía empinar el codo en el bar de oficiales en aquellas noches de enero, ya lejanas y repentinamente hoy, recordadas.

mayo 08, 2014

Cosas de mayores.

La cita en la alameda de Calbetón, frente al hotel, después de comer que para los niños no existe la hora, además ninguno tenemos reloj, a no ser el regalo de la primera comunión algunos, guardado en una cajita.
Van llegando niños, primos muchos de ellos, otros de Bilbao, todos con el jersey anudado a la cintura, no sea que venga el noroeste o la galerna, que se vivía sin saber lo que ocurriría con el meteoro.

Se sale despacio por la carretera, cruzando frente a la estación, el puente y el paso a nivel con sus barreras rojas y blancas alzadas, mañana podemos ir a Motrico....... 
Mas tarde las huertas junto a la ría, con mazorcas de melena tostada, berzas, tomates, vainas, guisantes, que todo lo toqueteamos ante la amenaza del huertano que nos grita e insulta, resonando las blasfemias entre el valle, que el gebo suele ser mal hablado.
Todo se acopla a los meandros de la ría, el tren la carretera y las huertas, que el monte no deja sitio para mas.
Al cabo de unos kilómetros, de conversaciones que no recuerdo, unas piedras arrojadas lejos, unos insectos martirizados, bajamos por un sendero junto al campo de fútbol, bajando mas, la orilla de la ría, fangosa en marea baja.

Si el barquero esta en la otra orilla unas voces le aperciben de nuestra presencia, con su chalana embreada, erguido sobre la popa, rema con un movimiento de muñeca que hace avanzar la embarcación pausadamente hasta la otra orilla.
Un gracioso canta:

Al pasar la barca me dijo el barquero, 
las niñas bonitas no pagan dinero.

Una perra gorda por niño y saltamos a tierra, cerca, mas arriba, el “caserío de Lasao”, nuestro objetivo fijado a la mañana en la playa, a votos que ya éramos niños demócratas.
Tras mangar unas manzanas verdes y ácidas en una campa cercana, algún juego como el pañuelo, el bote bote, o un fuego que se apaga haciendo pis, hora de merendar.
En el caserío hacen unos bocadillos de patatas fritas gordas, doradas, asoman por entre la miga dividida, que no somos gourmets pero el hambre de los niños lo convierte en manjar de dioses.

Pero hay!!! las botellas de sidra, varias, cosas de los mayores, alguna de gaseosa La Casera con su tapón mágico, para los pequeños.

La sidra amarga y tibia hace efecto y algún niño se embriaga, con cara de lelo camina con pasos inciertos, cae en la hierba de bruces, produciendo un efecto deplorable.
Mas tarde los pitillos, algunos bisontes y unos celtas, comprados furtivamente a la "Pirriqui" que los vende sueltos en el taller de bicicletas.
La tarde acaba mal entre los mareados por el alcohol y los atontados por el humo, que mas de uno se traga con toses compulsivas.
Ya anunciado el crepúsculo, otra vez el barquero y camino de vuelta al pueblo, con la tropa ya recompuesta de los excesos.
Los jerseys ya puestos, la inocencia un poco mas perdida, que ya hacemos cosas de mayores.
Con el paso de los años, no se mucho de ellos, varios han muerto, pero supongo que ya ninguno, hacemos cosas de niños.



mayo 06, 2014

Camino, de Santiago.

Fue exactamente en agosto del 82, año Santo Compostelano, cuando Javier, hombre ya maduro y de vida disoluta, a mi parecer, me propuso ir a ganar el Jubileo, a Santiago de Compostela.
Yo le conocía de algún paseo de sábado, el en su Yamaha negra, yo siempre en mi BMW bóxer.
Como quiera que éramos los dos, hombres sin ataduras afectivas, lo concertamos para un jueves en que salimos, no muy temprano, camino de Castrojeriz, famosa por sus fueros jurados por el Conde de Castilla en 974.

El pueblo, polvoriento, estaba como tantos en Castilla, depauperado, aunque con gran castillo y hermosa colegiata.
Tras unas pesquisas, averiguamos quien nos puede abrir el templo, que no es sino un campesino que guarda la llave en su casa, que entonces no había todo esto de museos y guías y funcionarios y zarandajas que nos arruinan.
Cual es mi sorpresa, cuando veo a Javier abrazado a una columna de piedra, en la nave vacía de la iglesia, me aclara ante mi sorpresa, que puede percibir en el granito, las oraciones de los fieles durante los siglos, yo no digo nada y nos hospedamos en una modesta pensión del pueblo.

El recorrido hacia Galicia por el Camino de Santiago es hermoso, al llegar ya anocheciendo a una aldea de tierras de Lugo, hacemos fonda y al preguntar a un lugareño por como se cena en una tasca cercana, nos contesta.....”Pues perfectu”, afirmación nunca escuchada para esas casas de comidas con estrellas Michelín.
Quiero aclarar que la cena fue espléndida y sencilla, con buen vino y precio irrisorio, el paisano era un sabio.
Al amanecer giro la cabeza y veo a Javier tumbado en su cama, los ojos abiertos miran al techo de forma fija, me asusto pensando si le habrá dado un aire o peor, si estará fiambre, al rato me mira y su rostro cobra expresión de vivo, me aclara que al despertar hace “control mental”, una caja de sorpresas este colega.

Que decir de la llegada al Obradoiro, miles de peregrinos y aparcadas las motos en una calleja próxima, entramos por el pórtico de la gloria a la misa de domingo, con botafumeiro y abrazo al santo matamoros, que a mi me gusta ese santo, patrón de España.
Nueva sorpresa al ver que Javier, el disoluto, forma cola camino de recibir la comunión, a la salida de la misa, aborda a un cura en la plaza y le pide bendiga las motos, con una vieira llena de agua bendita que no se de donde ha sacado.
Para mi estupor el cura acepta y al rociar las motos, el agua milagrosa ebulle en los cilindros y se convierte, en vapor bendito, mal no nos hará pienso, que también a nosotros nos rocía.
Camino de Madrid, no dejo de pensar en las rarezas de mi compañero de viaje, se nos hace tarde y tras comer algo ya de camino, la noche se cierne antes de salir de Galicia, paradas frecuentes para sucesivos cafés, hasta que ya en tierras de León, Javier me dice que no ve bien a la noche y se queda a dormir en un hotel junto a la carretera.
Me siento al fin libre de tan estrambótica compañía y a la luz del faro, atravieso los llanos de Valladolid y el Puerto de los Leones, donde a pesar de la cálida noche, paso frío.

Agotado, ya mas de las cuatro, bajo la solitaria Cuesta de la Perdices, con el perfil de Madrid al fondo, ya en la cama  pasadas las cinco, solo y con mi Jubileo ganado, sonrío recordando las rarezas del hombre de la Yamaha negra, con quien nunca fui a parte alguna después de aquello.

mayo 04, 2014

Juan.

Desconozco la razón de por que, de improviso, nos viene a la memoria alguien ya desparecido hace muchos años, alguien que de una u otra forma, nos dejo huella, me ha ocurrido hoy con Juan, he estado recordando cosas de el, especialmente su gran humanidad.
Era hombre fuerte, corpulento, además sabia algo de boxeo, hasta el punto de que en sus peleas con los taxistas se llevaba la gorra a casa, como trofeo, que antes los taxistas iban uniformados.
No era hombre violento, pero no se amilanaba ante un insulto o una mala acción de trafico.

Se la historia de su vida, contada a retazos por parientes y familia suya, mi recuerdo es de la primera infancia, casi como un segundo padre, pues siempre fue atento y cariñoso conmigo.
En aquel pequeño pueblo con montes verdes y aquel mar tan inmenso, vestía siempre como los marineros de la costa vasca, de pantalón y camisa azul mahón, las mangas remangadas, alpargatas también azules.
Tuvo Juan una lancha en la que salíamos a pescar, “El Apache” se llamaba, blanco el casco, con zonas barnizadas el interior, chipirones, lubinas, lo que se terciara.
Juan era tragón, hasta el punto en que viniendo de Arcachon con cuatro docenas de ostras, en el puente de Santiago de Irún, los aduaneros no le dejaron pasarlas, sentándose en el bordillo, se las comió una tras otra con asombro de la guardia civil.

Tenia esas cosas de hombre con determinación.
Ya mas adelante, en la boda de su hijo celebrada en Logroño, llamó a la recepción del hotel pues la habitación estaba fría, ante la negativa a remediar la situación, les dijo por el teléfono que quemaría los muebles, subieron una estufa al instante.
Sus veranos en Madrid, ya mayor y algo abandonado, con tan solo un jamón y varios melones, que no cocinaba, solo melón con jamón, hecho que recuerdo a menudo como modelo de dieta.
Tantos momentos, tantas imágenes, con su pipa casi siempre apagada, ensalivada, su sonrisa socarrona, que enseñaba unos dientes fuertes amarilleados por el tabaco.
Hombre algo desengañado por la vida, ante un desencuentro amoroso de mi adolescencia, me espetó......”no te preocupes, las mujeres son como los tranvías, cuando se va una llega otra”.
Nunca jamas he vuelto a escuchar frase ni parecida.
Hoy creo que no tenia razón, aunque era su forma de pensar, fue hombre vivido y por algo lo diría.
Me gusta recordarle en una de sus ultimas apariciones, bajándose del pequeño avión en el aeropuerto del pueblo, azul mahón y su tripa por entonces crecida, se detiene junto a una maceta de geranios y cortando uno bien rojo, se lo pone en el ojal, continuando su caminar camino de la casita que hacia de terminal.
A la tarde, gran discusión con su mujer, pues es agosto y Juan ha encendido la chimenea, a el le gustaba contemplar las llamas.
Me confiesa decepcionado, vengo a su cumpleaños y me monta esta bronca, así es la vida Emilio, aunque el a veces me llamaba Piloncho, como rebautizandome.
Es por eso creo que le recuerdo con tanto cariño, me trato siempre como a un hombre, a pesar de ser yo niño, fue una relación entre dos seres, sin importar la edad.

Todavía lo veo calle Génova arriba, con su perro negro, “el moro”, haciendo sus necesidades en los alcorques de las acacias, la correa en una mano, la pipa apagada en la otra.