agosto 30, 2014

La cita.

Llegó pronto, impulsado por los nervios al recordar su rostro, su sonrisa ladeada cuando el día anterior, le contestó.......muy bien allí estaré a las nueve y media.
Mientras pidió una caña y se acomodó en la banqueta, pensaba en lo solitario de su vida durante el ultimo invierno, había estado desanimado, retraído, sin apenas ilusiones.
Sus días se habían convertido en una rutina, en que las semanas y los meses, quedaban atrás sin memoria, sin apenas acontecimientos para señalar.
Cuando el martes se sacudió la pereza, para asistir a un concierto de cámara, al sentarse en la butaca pensaba en la pereza que le daba escuchar ese tipo de música, incluso si se dormiría, tal era su estado de ánimo.
Al sobresaltarse con los aplausos del entreacto, tomó la decisión de largarse a casa, a calentar su sopa de sobre y hacerse una hamburguesa.
Al salir a la plaza se la encontró de bruces, años sin verla, años también sin sentir palpitaciones por la emoción.
Mas tarde ya en la cama, analizaba la conversación, se reprochaba la  torpeza, estuvo retraído, hasta que en un instante lanzó una propuesta, como un disparo.....
Quieres que nos veamos mañana para tomar algo?
Hasta para decidir el sitio estuvo torpe, lo miraba ahora despacio, de esos baratos de tapas, mesas toscas y taburetes, restos de platos usados y huesos de aceitunas en los ceniceros, se arrepentía de no haber recordado el nombre de alguno de esos sitios con manteles blancos con velitas y copas de cristal bonitas.
Consultó la hora y procuró no impacientarse, mira que si no viene? ni siquiera con su azoramiento le había pedido el teléfono.
Se distrajo mirando a los clientes, vestidos de forma sencilla, todos muy morenos como de final de verano, risas y conversaciones, algunos niños que se distraen con las pantallas de alguna tableta.
Mecánicamente se tantea el bolsillo y saca el móvil, no hay ninguna llamada, tampoco mensajes, hace como que le interesa todo y mira el tiempo, aquí hace siempre sol, todos los días sol, así que mira la App de la bolsa, el Ibex subió un 0,4% y contempla algunas acciones del Nasdaq, no sabe quien las puso ahí, además el no tiene ninguna acción en el Nasdaq.
Abre el Safari y mira El Mundo, son las mismas noticias que hace una hora cuando salió de casa, para dar un paseo despacio y saborear su cita, como un aperitivo de su atracón emocional, que le iba a producir volver a ver a Sara, su gran amor de juventud.
Ni siquiera le había preguntado por su pasado, en tantos años, todos se habían casado, algunos varias veces. Tampoco le pregunto si tenia hijos, o si trabajaba, como podía ser tan corto?
Para aminorar su impaciencia se imaginaba como vendría vestida, mientras guardaba su teléfono con cuidado en el mismo bolsillo de donde salió.
Se había tomado ya dos cervezas y pasaban cuarenta minutos de la hora acordada, le invadió un gran desanimo, no vendrá, lo habrá pensado y no vendrá, vería en mi el abatimiento, el gesto triste, la mirada melancólica, notaba que las cervezas le acentuaban su ya natural laxitud.
Las mujeres quieren un hombre alegre y dinámico, que sonría y vista a la moda, se miraba su camisa mal planchada, las mangas remangadas de forma asimétrica, los pantalones ya sin raya, los zapatos no muy limpios, que idiota soy.

Al rato y de forma mecánica, pidió la cuenta, le extraño que ni sentía decepción ni rabia, se dio cuenta de que instintivamente ya se había hecho a la idea de que el asunto seria un fallido mas de su vida de desencantos.
Sin apenas reparar en ello se detuvo un taxi en la puerta, al cabo de unos instantes se abrió la puerta y distinguió la sonrisa de ayer, esta vez mas roja de carmín, dejo de cavilar al instante, se daba cuenta de que era la oportunidad, el impulso para lanzarse de nuevo al torbellino de las pasiones, lejos de sus novelas históricas en las que vivía sumergido.
No traiga la cuenta, muchas gracias, vamos a tomar algo mas, resonaron las palabras en su conciencia, vamos a tomar algo mas, mientras su mejilla se acercaba implorante a su rostro maquillado.


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