Veo con pesar las noticias, que repiten la imagen de Rato entrando al coche agarrado del cogote por un funcionario de la Agencia Tributaria.
Me apesadumbra la escena al pensar en la deuda publica que se incrementa cada instante, incluso mientras dormimos, lo que nos conducirá supongo inevitablemente a ser agarrados también por el pescuezo, aunque sin salir en las noticias.
El caso es que en las mismas noticias dicen sin rubor, que debemos un poco mas de un billón de euros, eso son muchos billetes, en pesetas seria una cifra de marear, en reales, como contaba mi abuelo José María, no habría cuartilla para apuntar los ceros de nuestra insensatez.
Me da que pensar el que cuando niño, en las innumerables misas del colegio de la calle Guadalquivir, decía el sacerdote que rezáramos como nuestro Padre nos enseña......los niños entonábamos el “Padre nuestro que estas en los cielos” y...........susurrábamos a renglón seguido....
“Perdonanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.”
Aunque mantengo mi fe religiosa de forma arbitraria y personal, se que hace unos años, la Iglesia ha cambiado las palabras de la oración, rezándose ahora “perdonanos nuestras ofensas así como nosotros”...... es decir que yo puedo perdonar al que me llama mal nacido, pero la deuda es la deuda y si presto unas perras, no querría quedarme huérfano de capital mas intereses, que así va la vida desde que se inventó el dinero.
Mientras, Varufakis el ateniense, como es de la Iglesia ortodoxa, anda en los aviones rezando su oración en griego, que el sigue suplicando el perdón de la deuda, de ciudad en ciudad, aunque ya los europeos que son agnósticos pasan de Padre nuestro y quieren el dinero y los intereses, las ofensas se nos traen al fresco.
La Iglesia parece que viendo el cariz de las finanzas públicas, cambió el termino deuda por ofensas, para que los fieles no sean tentados de no pagar al banco la hipoteca, o al Corte Inglés el frigorífico a plazos en dos años.
La Iglesia se acomoda a los tiempos, por eso subsiste a través de la historia.
El caso es que en la piel de toro, a base de sueldos y mamandurrias, museos variados, subvenciones pintorescas, temporadas de opera, parlamentos múltiples, concejales de fiestas y de igualdad, viajes del INSERSO a Canarias, medicinas gratis, cambios de sexo y aborto por la cara...........nuestras deudas son equivalentes a un año entero de trabajo, sin gastar nada de nada.
Estaríamos día tras día ayunos de compras, solo un caldito a la mañana para nuestro sustento, sin viajes, sin gasolina, sin tele que gasta electricidad.....sin lavar la ropa que gasta agua, sin una caña en el bar de la esquina, solo el caldito y largas horas de meditación sobre los excesos de nuestro tiempo.
Nada nos importa que nos perdonen nuestras ofensas, pero si soñamos con que el Padre Eterno nos libere del funcionario que nos agarrará del pescuezo y nos dejará sin blanca, con regocijo del publico siempre demagogo, en espera de que les llegue a ellos la expiación de tanto despilfarro.
Me apesadumbra la escena al pensar en la deuda publica que se incrementa cada instante, incluso mientras dormimos, lo que nos conducirá supongo inevitablemente a ser agarrados también por el pescuezo, aunque sin salir en las noticias.
El caso es que en las mismas noticias dicen sin rubor, que debemos un poco mas de un billón de euros, eso son muchos billetes, en pesetas seria una cifra de marear, en reales, como contaba mi abuelo José María, no habría cuartilla para apuntar los ceros de nuestra insensatez.
Me da que pensar el que cuando niño, en las innumerables misas del colegio de la calle Guadalquivir, decía el sacerdote que rezáramos como nuestro Padre nos enseña......los niños entonábamos el “Padre nuestro que estas en los cielos” y...........susurrábamos a renglón seguido....
“Perdonanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.”
Aunque mantengo mi fe religiosa de forma arbitraria y personal, se que hace unos años, la Iglesia ha cambiado las palabras de la oración, rezándose ahora “perdonanos nuestras ofensas así como nosotros”...... es decir que yo puedo perdonar al que me llama mal nacido, pero la deuda es la deuda y si presto unas perras, no querría quedarme huérfano de capital mas intereses, que así va la vida desde que se inventó el dinero.
Mientras, Varufakis el ateniense, como es de la Iglesia ortodoxa, anda en los aviones rezando su oración en griego, que el sigue suplicando el perdón de la deuda, de ciudad en ciudad, aunque ya los europeos que son agnósticos pasan de Padre nuestro y quieren el dinero y los intereses, las ofensas se nos traen al fresco.
La Iglesia parece que viendo el cariz de las finanzas públicas, cambió el termino deuda por ofensas, para que los fieles no sean tentados de no pagar al banco la hipoteca, o al Corte Inglés el frigorífico a plazos en dos años.
La Iglesia se acomoda a los tiempos, por eso subsiste a través de la historia.
El caso es que en la piel de toro, a base de sueldos y mamandurrias, museos variados, subvenciones pintorescas, temporadas de opera, parlamentos múltiples, concejales de fiestas y de igualdad, viajes del INSERSO a Canarias, medicinas gratis, cambios de sexo y aborto por la cara...........nuestras deudas son equivalentes a un año entero de trabajo, sin gastar nada de nada.
Estaríamos día tras día ayunos de compras, solo un caldito a la mañana para nuestro sustento, sin viajes, sin gasolina, sin tele que gasta electricidad.....sin lavar la ropa que gasta agua, sin una caña en el bar de la esquina, solo el caldito y largas horas de meditación sobre los excesos de nuestro tiempo.
Nada nos importa que nos perdonen nuestras ofensas, pero si soñamos con que el Padre Eterno nos libere del funcionario que nos agarrará del pescuezo y nos dejará sin blanca, con regocijo del publico siempre demagogo, en espera de que les llegue a ellos la expiación de tanto despilfarro.
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