Lo que yo sepa de Málaga, por los libros y de tanto ir y venir, son algunas puntadas de aquí y allá, en su ensenada amplia que debieron elegir por tan buena, los fenicios, donde da la vuelta la costa, junto al Guadalhorce.
La Malaka púnica ocupada por los romanos se llamo Malaca, ya se pescaban chanquetes y jureles, atunes y voraces, así que convertida en puerto comercial exportaba esa mojama tan famosa llamada “garum”, especie de conserva salada en aceite.....de oliva claro.
Se también que con los moros, tras el califato, se convirtió en taifa, con lo que tuvo sus reyes....el Rey de Málaga, debió ser como Antonio Banderas, supongo yo.
La ciudad que yo he conocido de joven, era de personal desenfadado y engullidor de tapas en los bares, en el último siglo tuvo inmigración de otros puertos del Mediterráneo, además de ingleses y alemanes.
Algo de industria y minería de hierro, ahora con el turismo y el “parque tecnológico” es racialmente muy cosmopolita, aunque el habla y el engullir de tapas se mantiene incólume.
Se decía, “señores de Córdoba, señoritos de Sevilla y gente de Málaga” aunque ahora creo que la frase no tiene sentido, que todo esta lleno de gente.
Ayer a la noche, estaba preciosa, en estos años se han arreglado las calles y las fachadas, hay varios museos y unos grandes barcos blancos en el antiguo puerto, que arrojan ancianos que devoran pinchos y cerveza, donde fueres..... haz lo que vieres piensan ellos.
Ayer era una ciudad caótica, con pasos de vírgenes y cristos que se entrecruzan, con sus bandas de música, sus tambores de parches ya gastados, que los trajeron los almorávides para asustar a los cristianos antes de la batalla y los cristianos ahora, los aporrean en señal de fiesta y celebración.
Los penitentes, de colores, muchos niños, quizá hombres bajitos que con el capuchón no se distingue la edad.
Málaga era ayer, albóndigas de rabo de toro, con lágrimas de Inmaculada y fino Laina, Iphones iluminados que parece que se ofrendan a las imágenes, gente, mucha gente, “gente de Malaga”, que corretea por las callejas, otros en los balcones desde donde caen las saetas, muchos también en las mesas con mantel, que pareciera una ciudad restaurante.
Pienso en lo que yo sabía de Málaga, todo eso de su principio, de su historia, como la nuestra de seres cambiantes, ya no hay chanquetes ni garum, fenicios ni romanos....ayer era una algarabía de ciudad ya vieja que se va de farras y emociones, en una noche tibia de abril, para continuar haciendo su historia singular.
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