Cuando niño recuerdo una juguetería en Madrid, llamada “El paraíso de los niños”, todavía existe en la Calle del Arenal “El paraíso del jamón” y supongo que habrá muchos mas símiles que sugieran la excelencia y la felicidad mediante la palabra paraíso, por lo que no entiendo el carácter peyorativo que tienen los “paraísos fiscales”.
Seria bonito que en el frontis del Ministerio de Hacienda el letrero dijera "El Paraiso del Contribuyente".
Nuestros amados próceres reconocen así que vivimos en un permanente purgatorio fiscal, cuando no las mas de las veces en un infierno fiscal.
Infierno no solo por la elevada imposición, sino por lo prolijo y desmenuzado de las tasas e impuestos que como nube de mosquitos nos picotean la bolsa y nos abruman con los cambios de normativa, produciendo la infelicidad y la frustración en los años de ganancias y mas en los de perdidas cuando las picaduras son mas dolorosas.
Cuatro declaraciones anuales de IVA IRPF y retenciones, transmisiones patrimoniales, declaración de renta, IBI, circulación de vehículos, basuras, plusvalías, patrimonio….no sigo por no ser experto pero hay decenas.
Tampoco parece muy sensato que quien mas gana paga mas, lo seria quien mas consume paga mas, parece como un castigo al esfuerzo y a la diligencia.
Yo querría vivir en un “paraíso fiscal” donde le daría al Estado un 30% de mis ganancias y punto, ni un euro mas y que se apañe con lo que hay, que derrochan de manera inmisericorde.
Así pues espero que en el futuro todo se simplifique y no haya que rellenar y pagar tantos papelitos,el dinero negro desaparecerá, será todo del mismo color, además es una expresión racista e inconveniente, de todas formas no descarto algún día irme a uno de esos paraísos, es una aspiración humana el hacerlo.
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