enero 01, 2012

Año nuevo.

La llegada del año nuevo marca nuestras vidas por unos días, es una especie de euforia y excitación que culmina con las campanadas las uvas y el inevitable brindis, lleno de buenos deseos.
También los hay que se encaman a las diez dando la espalda a tan singular acontecimiento, apelando al argumento de que no es sino una convención estúpida y superficial.
No es costumbre muy antigua, ni tan siquiera en la fecha que fue siempre la del 21 de marzo, equinocio de primavera, hasta que el Papa Gregorio XIII en 1.582 se invento el nuevo calendario.
El caso es que el día uno de enero se ha convertido últimamente, tras la jarana nocturna, en un tiempo desvitalizado, sin periódicos ni noticias, con gente sesteando sin ganas de nada y viendo como en realidad el año nuevo no es sino una prolongación del anterior, como era de esperar.
En la noche última, las ciudades aprovechan para hacer fuegos artificiales, algo también muy reciente, con gran profusión de emisiones de co2, que esta vez no parece preocupar a nadie, embobados todos con las explosiones y las lucecitas.
Tampoco las campanadas de Sol deben ser sospecho tan antiguas, aunque creo recordar se trasmitían por radio allá por los cincuenta.
En la pantalla una pareja ataviada de gala hacen de presentadores del acto y siempre explican lo de los cuartos, para que el personal no se engulla las uvas antes de tiempo, como hay tantas televisiones las parejas son variadas e incluso disformes. 
Ignoro si en las autonomías y nacionalidades ponen sus propias campanadas desde la torre de la capital autonómica, aunque debe ser algo chungo ver las de Toledo o Vitoria.
También es gran novedad ver a la tarde del 31 como el año va llegando a Auckland luego a Sidney, este año he visto los cohetes en Dubai, desde esa torre, la mas alta del mundo, hipotecada y vacía, ignoraba que los musulmanes se hubieran aculturado de esta forma pues ellos tienen su propio año nuevo en otra fecha, que decir de los chinos....
Total que ya estamos en 2.012 y muchos se habrán propuesto dejar de fumar, o de beber los alcohólicos, algunos habrán comprado un curso de  inglés o esos fascículos para hacer cualquier cosa semanalmente.
Hoy la tierra, esta gran bola, discurre indiferente en un nuevo giro sobre su eje, tan festejado ayer, mientras tanto es arrastrada por el sol a lugares en los que nunca antes estuvo y a los que nunca volverá, en medio de la negrura del espacio vacío, mas bien pienso deberíamos de forma continuada festejar cada nuevo instante en el que estamos vivos, sin campanas ni parejas cutres hablando de los cuartos.

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