enero 30, 2012

El Prado de Villanueva.

Desde muy joven pasé tardes anónimas en sus galerías, construidas por el gran arquitecto Villanueva para museo de ciencias naturales.
Esto demuestra lo vacuo de la arquitectura, lo que importa es la obra y luego, dentro, se hace lo que se tercie, como así ocurrió con El Prado.
A la entrada veo que hay una exhibición sobre el Hermitage, pero yo quiero ver a mis viejos amigos, los de toda la vida.
Delante de mi, una anciana desgreñada rebusca en su escaso monedero seis euros para pagar la entrada, ya en mi turno le comento a la taquillera, sobre nuestro opulento Estado que no da para invitar a la pobre señora, a visitar la Pinacoteca Nacional.
Vergüenza de Estado estúpido y trincón, quizá la vieja fue solo a calentarse los huesos, tan cara está la electricidad que ya no da ni para brasero bajo las faldas de la camilla casera.
Ya dentro, me produce morbo ver, que cuadros de los nuestros, padecieron a Estalin y sucesores, hasta Gorbachov, en esa San Petersburgo fría, mas que por la temperatura, por el siniestro sistema socialista de deportaciones y vida oprimida.
Veo paisajes de la ciudad y retratos de Catalina la Grande y su marido Pedro, ella fue la iniciadora de la colección comprada en París y  Berlín, en la URSS no parece que se pintara mucho en esa época.
Contemplo un precioso óleo de El Greco “Los apóstoles Pedro y Pablo” y pienso en las noches heladas de Leningrado, con sus habitantes agazapados en la vida anónima y miserable de la falta de libertad y de futuro. Pobre cuadro nacido en la Toledo Imperial, bajo le sol de La Mancha y condenado a estar colgado en las checas de la Rusia bolchevique.
Satisfecho mi morbo, me encamino a la planta de arriba de tan magnifico edificio, el cual no incluía tiendas ni cafeterías propias de la sociedad de consumo.....Villanueva era un artista.
Para mi sorpresa, el museo esta huérfano de pandillas de japos o gringos bajo la batuta de un guía gritón, vacio hasta el punto de poder contemplar el Cristo de Velazquez en soledad, la mejor crucifixión de la historia de la pintura, vaya obra............................

Nuevo regalo, en la gran sala contigua, solo la presencia de la funcionaria que sestea.
De frente Las Meninas, flanqueado de la Fragua de Vulcano, el Conde Duque, Baltasar Carlos, Felipe IV y Las Lanzas, las tardes de mi juventud del museo solitario e intimo, los viejos amigos.
Salgo por la rotonda de la Puerta de Goya, bajo la mirada de bronce de Carlos V fraguada por Leoni.
Su orden jónico de fustes de granito y capiteles de caliza, cuidadoso despiece de pavimento también de granito, con las grades llagas vistas como debe ser, lugar pensado por Villanueva para tertulia de los sabios naturalistas con el jardín botánico al fondo y ahora conciliábulo de guardarropa, consigna y celadores del Ministerio de Cultura, de nuevo la banalidad del proyecto de arquitectura.
Bajando la escalinata humedecida por el norte, pienso que ignoré en mi paseo a Goya y sus imágenes de los desastrosos borbones, me río pensando en como hubiera representado a la ralea de Doña Pi, Marichalar, la Leti y Urdangarin, la familia y uno mas......de eso se libró Don Francisco de Goya y Lucientes.  

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