marzo 08, 2015

ETSAM.

Tiene un nombre que suena a nostalgia."Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid", era de ambiente mas variopinto que las aburridas de caminos o industriales, aunque no tan subversivo como las de políticas o económicas, también en derecho armaban siempre jaleo, claro que eran carreras fáciles y estudiaban poco, siempre montando huelgas y protestas allá cerca de medicina.
Mi escuela estaba algo retirada, junto a aparejadores, bajando hacia el Manzanares.
Es edificio modernista y se estaba concluyendo cuando empezó la guerra civil, junto a la Casa de Velázquez, al convertirse en frente, sufrió destrozos e incluso se disparaba desde sus ventanas, de las mismas donde los estudiantes miran ahora el cielo azul hacia la sierra de Navacerrada.

Unas escalinatas de granito dan acceso a una fachada de caliza muy blanca, cursos enteros sentados en ellas al sol, fumándose las clases, siempre aburridas.
Desde la escalinata se ve el aparcamiento y a los que van y vienen, se hacen amigos se fuma y se charla.
Dentro ya, hay un amplio vestíbulo que hace las veces de “patio de monipodio”, con un bullir de alumnos que van y vienen de sus clases.
En el sótano hay un bar, regentado por Julián y su familia.
El bar es después de la escalinata lo mas concurrido, unas pocas mesas y la barra siempre abarrotada, los profesores toman café mezclados en la algarabía, aunque Julián los atiende solícito.
Temprano a las ocho, una alumna fea y de mal tipo conocida como, “la caco” se despacha un par de coñacs junto al café, es comunista anticlerical y dibuja en las paredes a curas desnudos que persiguen a doncellas de cuerpo esbelto.
Los aseos son sucios y llenos de escritos en las paredes, sentencias ácratas o marxistas, extrañamente algunas poesías de Bécquer o Miguel Hernández, largas y completas, insultos a profesores, frases ingeniosas, a lápiz o rotulador que el spray no se usaba entonces.
Al fondo del vestíbulo hay un corredor con pequeñas aulas, una de ellas para los delegados de curso, siempre llena de conspiradores, donde se dibujan carteles y pancartas para la propaganda contra el régimen, ya muy debilitado.
Mas al fondo el ordenador de Arangoa, grande como un contenedor, regalado por los americanos que es ya viejo y no lo quieren.
Arangoa es catedrático de resistencia de materiales, sabio y enajenado, da clase con abrigo oscuro y boina negra, es de Bilbao.
Al acabar la clase esta blanco del polvo de la tiza y de tanto borrar la pizarra con el trapo, de signos abstrusos y formulas complicadas que nos esforzamos en entender.
En la ETSAM hay una alumna morena y guapa, creo que hispanoamericana, comunista como "la caco", nunca supe si de la rama maoísta o libertaria, de Lenin o troskista que son muchas las variedades, guapa y con camisas transparentes que dejan ver la ropa interior, arrastra gran corte de jovencitos de primero que sin leer El Capital se afilian al partido, le llaman la pasionaria, aunque esta última era fea y ya vieja.
Hay estudiantes que van para divos, visten de “arquitectos” y en el bolsillo de la chaqueta impecable llevan muchos lápices y una pluma Watermans, son muy pelotas y confraternizan con los profesores, algunos consiguen un trabajo en los estudios de nombre de Madrid, como delineantes.

Camuñas es catedrático de materiales, aparca su Cadillac verdoso en el sitio de los profesores y se baja solemne con su traje impecable y su camisa de seda natural, desde las ventanas de las aulas le miran con odio los de izquierdas, como representación de todo lo que quieren abolir.
Aroca ostenta la cátedra de estructuras, esta muy gordo y llega en su moto BMW bóxer, la barba le llega al deposito de gasolina, viste de forma desastrada aunque en los suyo es hombre de prestigio.
Hay alumnos muy mayores, que llevan en la escuela mas de doce años, se manejan con soltura e incluso llego a ver a uno en pijama y bata, que va a dibujar su proyecto de fin de carrera de esta guisa.
De los que ahora llaman “pijos” había algunos, recuerdo a Vicente que aparcaba su “911” entre los seiscientos y los cuatro latas, apenas aparece un rato por el bar y se marcha a sus asuntos, los seis cilindros rugen ante la mirada atenta de los de la escalinata.
Vicente a veces deja a la novia en el coche, esperando paciente, las cambia a menudo y son todas llamativas, como la pasionaria, pero las suyas son del régimen supongo.
En un examen recuerdo, hay que multiplicar una cifra por el seno de un ángulo, Vicente tras de mi susurra para que yo le sople.....que es el seno? jadea angustiado, se ve que le confunde la palabra que el aplica solo al pecho de sus novias.
La biblioteca es lugar silencioso y de recogimiento, los aplicados se fuman una clase y se dedican a ver dibujos de Mies van der Rohe o Le Corbusier, a mi me gustan los de Frank Lloyd Wright, expresivos y en colores. 
A los de izquierdas les gusta la arquitectura para las masas proletarias, de bloques  de barrio obrero de país socialista.
Nadie se interesa ya por Juan de Herrera o Vandelvira, se te tilda de antiguo si estudias los ordenes clásicos, Toscano Corintio o Compuesto, que decir del Jónico con sus volutas, los progresistas se exasperan con las volutas.
Los exámenes de calculo antes del verano son terribles, algunos de mas de seis horas resolviendo problemas de álgebra o trigonometría, calculo de estructuras....los de inglés son fáciles y todos copian y llevan chuletas, además nadie sabe inglés ni lo pretenden.
Durante años me he despertado en medio de la noche por una pesadilla recurrente, nunca acabo la carrera, me quedan asignaturas de tercero, de cuarto, no podré nunca superarlo.
Fueron para mi ocho años, tres mil días en los que la ETSAM fue mi hogar, compartido con tantos amigos, muchos se quedaron en el camino sin concluir los estudios, otros, pocos, han tenido gran éxito.
La mayoría ejercen la profesión de forma esforzada, unos pocos se han dedicado al trapicheo urbanístico y aparecen en los periódicos junto a los alcaldes corruptos.
La casa de todos a la que recuerdo con cariño, con su bar y su escalinata de granito en la que mañana lunes se sentarán al sol de marzo, los arquitectos del este siglo joven de apenas quince años.






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