Tras un cruce de mails en los últimos días, quedamos donde siempre a la hora de costumbre a tomar café, solo aparece Sergio con lo que hoy no hay discusiones, le sugiero Benamahoma para comer, nos ponemos en marcha camino de San Martín del Tesorillo, extraño Santo para un pueblo en un valle lleno de naranjos por el que discurre el Guadiaro con sus todavía abundantes aguas.
Camino de Jimena hay muchos ciclistas bien vestidos con sus cascos y maillots de colores, parece Europa, las bicicletas son todas buenas......nivel de vida.
Por el valle del Hozgarganta los alcornoques, los quejigos y acebuches, alisios y madroños...es indescriptible la variedad de verdes frescos, de hojas nuevas, esto si son “brotes verdes” no la “M” de la ministra Salgado.
Paro a fumar a lo que Sergio accede aunque el no lo hace, desde el puente de piedra en lo alto, se ve el río de través con charcas grandes, hubo tormentas hace poco.
Alguna moto solitaria nos da luces y se aleja dejando su rastro de sonido durante rato entre los montes y barrancas.
No paramos esta vez en la venta de Puerto Galiz y en el cruce tomamos hacia Ubrique, el pueblo de Jesulín.
La carretera es algo mejor aunque siguen las curvas, una tras otra derecha izquierda derecha, agotador y tenso pues nunca se sabe si aparecerá un coche o peor, el temido camión.
Una vaca retinta en medio me paraliza, no me decido a pasar, mira que si se asusta y se arranca, me iré al suelo!!!...por fin en un momento de arrojo un acelerón y a seguir, hay mas vacas pero por suerte pastan en los arcenes, se han escapado del cercado, suele pasar.
En Ubrique no caben los coches, es increíble cuantos hay en los pueblos, hace años solo tenia el notario o algún acendado.
Otra vez nivel de vida aunque puede que estén la mayoría sin pagar.
Benamahoma queda ya cerca subiendo a una sierra agreste, el pueblo se ve bonito a media ladera, blanco y ordenado.
Tasca sombría, después de tanta luz y calor, montado de lomo, revuelto de tagarninas y demasiada cerveza, tres cada uno.
Camino de Grazalema parece que las motos vuelan hacia el cielo subiendo por curvas rápidas entre dos sierras calizas, puede que sea efecto de la cerveza.
Dicen que es donde mas llueve de España, es villa serrana de quesos mantas y matanzas, la arquitectura como se espera en Andalucía, simple y uniforme, nada de frivolidades.
Con el día a cuestas, demasiadas curvas y baches, queda un trecho hasta Ronda, ahora por bosques malagueños, por fin un café cerca del tajo, a la sombra, agua, mucha agua y cuesta abajo hasta la costa, muchos coches y muchas motos haciendo el cafre, da miedo verlos tumbar....juventud divino tesoro, aunque algunos no llegan a viejos.
En San Pedro de Acántara se acaba la magia, todo es vulgar y hay semáforos, mejor ir por la autopista a casa, adiós Sergio nos hablamos.
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