La música es de las artes, la mas misteriosa, no tiene existencia material como la escultura o mas aun la arquitectura, pero es la que mas conmueve a pesar de su abstraccion.
No existe, se recrea en cada interpretación o ahora en cada reproducción, con gran disgusto de la chusma de la SGAE.
Debe ser tan antigua como nosotros, es natural emitir sonidos y modularlos con diferentes tonos, quien no canturrea o silba inconscientemente.
Debe ser tan antigua como nosotros, es natural emitir sonidos y modularlos con diferentes tonos, quien no canturrea o silba inconscientemente.
Ahora ay que pinchar la ventana de encima y escuchar con atención, es una música singular, sencilla y compleja a la vez, escrita por un hombre absurdo y atrabiliario, Erik Satie.
La ideó en 1.888 que es un año chulo, con apenas veinte años, su nombre Gymnopédie numero uno, en referencia a una ceremonia antigua allá en Esparta, en la que los guerreros bailaban desnudos para mostrar su agilidad y belleza.
Satie tuvo predilección por ese tiempo histórico de la Grecia arcaica y tituló muchas obras con nombres incomprensibles como este de Les Gymnopédies (son tres).
Un hombre huérfano de madre desde crío, expulsado del conservatorio de París. Siempre en la miseria, ser miserable en París es ser doblemente miserable.
En el pequeño cuarto donde vivió sus últimos veinte años aparecieron entre el polvo decenas de paraguas, cajas de puros con mas de cuatro mil cartulinas con notas y poemas, “cuanto mas conozco a los hombres, mas amo a los perros” decía una de ellas, hombre decepcionado.
Vida de pianista de cabaret por horas, alcohol y desorden, solo tuvo un amor breve, las mujeres no quieren a los artistas pobres.
El resto soledad y meditación, se autodefinía como “fonometrógrafo” aunque fue un maravilloso compositor, con mala suerte.
El resto soledad y meditación, se autodefinía como “fonometrógrafo” aunque fue un maravilloso compositor, con mala suerte.
Seres humanos con vidas durísimas que nos dejaron joyas espirituales, fuera de movimientos a la moda o de escuela alguna, alejados del comercio, obsesivos siguiendo su búsqueda personal de una obra delirante y extraña, Gaudí, van Gohg, Satie.
Gracias por vuestras obras, gracias por las Gymnopédies Erik.
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