mayo 24, 2011

Mi profesor.

Mi profesor de urbanismo en la Escuela de Arquitectura, allá por los ya lejanos setenta, decía que la sociedad urbana se caracterizaba por 
"la transitoriedad, la superficialidad y el anonimato”.
Madrid entonces era una ciudad de tres millones de superficiales, ahora es una conurbación camino de los seis millones de anónimos y transitorios.
Me impactó la frase y la rememoro ante las cosas que presencio, es cierto que el ser urbano ha ganado en libertad personal al ser anónimo, lejos de parientes y vecinos campa a sus anchas, sabiendo que sus actos no serán conocidos ni criticados al ser completamente desconocido. 
También es cierto que nos hemos vuelto superficiales y algo cínicos y bueno, transitoria es la vida en si, eso es algo consustancial a todos los seres vivos.
Confirmo que mi profesor estaba en lo cierto.
Como derivada de estos pensamientos, meditaba hace un par de días que la captura y muerte de Bin Laden, en el siglo XI hubiera dado que hablar durante años en los fuegos de las cocinas, la noticia recorrería lentamente la geografía e incluso en algún momento hubiera surgido un cantar de gesta al modo de un moderno Amadís de Gaula.
Por el contrario ahora, en apenas una semana ha entrado en escena un tal Dominique Strauss Kahn, quien con su ataque a la camarera ha eclipsado al jihadista y occidente centra su atención, en el que hubiera podido ser antaño, un Casanova legendario, aunque mas bien lo veo como un nuevo Marques de Sade trufado de financiero.
Tampoco Dominique durará mucho, el personaje de ahora es Schwarzenegger y su niño oculto, en forma de pequeño terminator.
Dominique apenas desviará nuestra mirada cuando lo juzguen, para entonces ya no será nadie, pobre.
Lo "transitorio superficial y anonimo"....... Que poético resulta el concepto, como el fuego en el hogar de una chimenea,  la actualidad de la sociedad urbana llamea con lenguas de fuego, tan efímeras y fugaces. 
Se enlaza ahora la acertada metafora de Jorge Manrrique. 


Nuestras vidas son los ríos       
que van a dar en la mar,
que es el morir;
allí van los señoríos
derechos a se acabar
y consumir.


Fuego y agua, asi de impulsivos y banales somos, eso no lo dijo mi profesor de urbanismo. 


PD. Pasada una semana, quien nos hizo olvidar todo fueron LOS PEPINOS DE LA MUERTE......Continuará.          

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