Mientras merendaba, he puesto la televisión, costumbre nefasta, adquirida por esta sociedad del bullicio, que nos impide apreciar el silencio, no se quien lo nombraba como “la música callada”.
Aparecía un malaje, con jersey de explorador y botas de caminante, el malaje predecía catástrofes y calamidades una detrás de otra.
-Los volcanes que de tanta ceniza, nos van a dejar sin tomates y berzas.
-La nueva glaciación que nos dejara sin calefacción, ateridos y desvalidos.
-El terremoto que engullirá nuestra casa, todavía tantas letras sin pagar.
-El tsunami que arrastrará nuestros enseres y sepultará a la abuela en el fango.
-El calentamiento que alzará el nivel del mar y matará a muchos bichejos, todos sudaremos abundantemente.
-Como nos pegue un meteorito, aquí no queda ni el Tato..........
He apagado el loro y me he venido a escribir alarmado.
Que sofoco!!!! como dicen en Cádiz, se me atragantó la merienda y he decidido no hacer nada ante lo inevitable de un final próximo y cruento.
Es este un nuevo tipo de predicador moderno, creo yo alentado por los estados, para conducir al rebaño en que han convertido a los antes hombres libres, a modo de esos perrillos que meten a las ovejas en el cercado.
No se yo cuantos de estos profetas hay en el mundo, hacen documentales y se reúnen en unas “tenidas agoreras”, que luego salen en la prensa, inculpándonos a nosotros, pues existimos y respiramos, de la destrucción del planeta.
Este de hoy estaba gordo y lustroso, seguro que ahora prepara otra película en la que el argumento es que no va a haber m.......para todos.
El resultado es que el individuo contemporáneo, es un ser menguado y temeroso, con sentimiento de culpa y fácil de manipular, deseoso de mas protección de la mafia del estado, que multiplica sus empresas y organismos para cuidar de esta masa informe y sin criterio que es la sociedad.
Lejos aquella época de los primeros descubrimientos científicos, en que la naturaleza descubría su armoniosa construcción, el equilibrio de las órbitas planetarias, el milagro de la vida, la belleza de sus cambios, lo estremecedor de su fuerza.
Vivimos en un mundo peligroso, quien lo duda, pero lleva millones de años dando vueltas y se va componiendo el solo, que no hay mal que cien años dure.
A este del jersey le diría yo que no pasa nada, que si pasa, da igual.
La vida es incierta por naturaleza, la desnudez del hombre es consustancial a su levedad, aunque con el desarrollo y la Seguridad Social nos hemos creído que estamos abrigados por nuestra película de civilización, solo una pompa de jabón.
Vivamos confiados, alegres, que es un gran espectáculo todo lo que nos rodea, no hay garantía ni seguro, que polvo eres y en polvo te convertirás, aunque como dijo el otro......polvo enamorado.
Mientras esto escribo, pienso con rabia en el agorero, al del jersey que le den.
Aparecía un malaje, con jersey de explorador y botas de caminante, el malaje predecía catástrofes y calamidades una detrás de otra.
-La nueva glaciación que nos dejara sin calefacción, ateridos y desvalidos.
-El terremoto que engullirá nuestra casa, todavía tantas letras sin pagar.
-El tsunami que arrastrará nuestros enseres y sepultará a la abuela en el fango.
-El calentamiento que alzará el nivel del mar y matará a muchos bichejos, todos sudaremos abundantemente.
-Como nos pegue un meteorito, aquí no queda ni el Tato..........
Que sofoco!!!! como dicen en Cádiz, se me atragantó la merienda y he decidido no hacer nada ante lo inevitable de un final próximo y cruento.
La vida es incierta por naturaleza, la desnudez del hombre es consustancial a su levedad, aunque con el desarrollo y la Seguridad Social nos hemos creído que estamos abrigados por nuestra película de civilización, solo una pompa de jabón.
Mientras esto escribo, pienso con rabia en el agorero, al del jersey que le den.
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