marzo 16, 2011

Edward Lorenz y la teoría del caos.






Para mi abuelo Jose María sería impensable esta reflexión, el mundo había llegado a ser un lugar predecible y ordenado, aunque el vivió dos guerras mundiales y una civil, esas guerras también formaron parte del orden universal bajo las ciencias desarrolladas en los siglos XVIII y XIX.
En estos tiempos se acentúa la sensación de jaleo y desorden. Aunque todavía la ley de la gravedad es inexorable, la verdad es que cada mañana nos levantamos y comprobamos que el mundo es un sitio imprevisible, como también lo somos los seres humanos.
Edward Lorenz se sorprendió al ver que al suprimir dos de los cuatro decimales de sus datos iniciales, para su modelo matemático de predicción del clima, con el fin de acortar las horas de calculo en su primitivo ordenador, los resultados cambiaban dramáticamente.
Pequeñas acciones producen grandes consecuencias en un sistema complejo y el aleteo de una mariposa en Madrid provoca un tornado en Arkansas.
Que no será el despertar cada día de seis mil millones de seres dispuestos a cualquier idiotez, antes el mundo era conducido por unos cientos o quizá miles de personas, con la llegada de las democracias y el halago al personal votante esto se ha vuelto una olla de grillos donde todos opinamos, aparte de que no hay líderes a quien seguir, ni en lo político ni mucho menos en lo moral.  
Lo que ocurrió estos días en Japón es desalentador, pero la naturaleza es de por si caótica, la mala sombra es que en un país preparado para los peores seismos, no lo estaba para un maremoto, encima de arrasar la costa compromete tres centrales nucleares que nos tienen a todos en un brete.
Aviones civiles como proyectiles contra edificios en NY, desatan una guerra y la mejor tecnología no puede controlar a unos afganos con escopetas.
El norte de Africa también es imprevisible y donde mi abuelo Jose María vio enfrentarse al Africakorps de Rommel a las ratas del desierto de Montgomery, me toca a mi ver a unos desarrapados enfrentandose a un fantasmón vestido de “Los diez mandamientos”.
Lo ocurrido con la economía en los ultimos tres años es de pesadilla mientras las mariposas dale que te pego batiendo las alas y aumentando el desorden. 
Estoy dispuesto a admitir que el mundo es caótico pero tratemos nosotros al menos, de atenuarlo un poco con nuestras acciones buenas, justas y benéficas, es lo que siempre hizo mi abuelo. 

1 comentario:

  1. me parece muy buena reflexión final!
    tengo ganas de leer el del cafe!
    un beso

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